Editorial

El Rey defiende ante la cúpula de la UE la unidad

La presencia de las tres máximas autoridades de la UE en Oviedo recalcó el compromiso de Europa con España y su Constitución

Apenas unas horas antes de que el Consejo de Ministro apruebe los detalles de la aplicación del artículo 155 para restablecer la legalidad y la Constitución en Cataluña, el Rey quiso aprovechar la entrega de los premios Princesa de Asturias para dejar claro que "España afronta un inaceptable intento de secesión que resolverán sus instituciones". Al igual que el pasado 3 de octubre, los españoles asistimos a un nuevo discurso histórico en el que Felipe VI volvió a demostrar su firme compromiso con la defensa de la Constitución y del Estado de Derecho. Esta vez, además, lo hizo ante un auditorio internacional en el que, además de otros premiados -pertenecientes a la élite científica, cultural y deportiva del mundo-, se encontraban las tres máximas autoridades de la Unión Europea: el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncke; el del Consejo Europeo, Donald Tusk; y el de la Eurocámara, Antonio Tajani, que recogió el Premio a la Concordia concedido a la UE. Si los presidentes de los dos países más importantes de Europa, Emmanuel Macron (Francia) y Angela Merkel (Alemania) aprovecharon el encuentro de los jefes de Estado y presidentes europeos del jueves para recalcar su apoyo a la Constitución y a la unidad de España, ayer fueron los máximos responsables institucionales de la Unión los que confirmaron este apoyo con su presencia en Oviedo. El mensaje no pudo ser más claro y rotundo.

El discurso del Rey fue una vibrante reivindicación de la unidad de España dentro de su diversidad, de la Constitución, del Estado de Derecho y de la integración europea. En un tono menos severo que el pasado 3 de octubre -cuando la situación así lo exigía- reivindicó a Cataluña, de la que dijo que "es y será una parte esencial de España". Palabras especiales tuvo para los momentos dramáticos que viven muchas familias catalanas, sometidas a una dolorosa fractura provocada por la intentona independentista. "Ningún proyecto de progreso y libertad se sustenta en la desafección, ni en la división, siempre dolorosa y desgarradora de la sociedad, de las familias y de los amigos. Y ningún proyecto puede conducir al aislamiento o al empobrecimiento de un pueblo".

Si a los independentistas, cada vez más aislados y peligrosamente a la desesperada, les quedaba alguna duda de su aislamiento internacional y de la decidida voluntad de las instituciones españolas, encabezadas por la Corona, de mantener la ley y la unidad, ayer volvieron a tener una nueva prueba de su rotundo fracaso. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no debe esperar más para restablecer inmediatamente la legalidad, si es que aún le queda algún nexo de unión con la realidad.

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