Cataluña

Puigdemont juega al despiste

  • El candidato de JxCAT sigue sin aclarar cómo intentará ser investido el 30 de enero

  • El Gobierno cierra la delegación de la Generalitat en Bruselas, donde iba a reunirse con Torrent

Rajoy dice que "hará todo lo posible" para que se cumpla la ley

Lo único que está claro sobre la presunta intentona de investidura del ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont es que se celebrará el próximo 30 de enero, un día antes del plazo límite, pero el prófugo sigue sin mostrar sus cartas y admitió ayer que "hay muchas posibilidades" para llevar a cabo su investidura, aunque cree que "la ideal" es "la presencial", sin hacer ascos a la telemática.

Éste fue el tema estrella de la reunión que mantuvo ayer con el presidente del Parlament, Roger Torrent, en Bruselas.

Un encuentro que pretendían celebrar en la oficina de la Generalitat en Bruselas, que ordenó ayer cerrar el Gobierno de Mariano Rajoy "hasta nueva orden para evitar posibles aglomeraciones" ante su puerta tras la cancelación de la reunión, ya que, según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, la petición se había realizado desde la delegación "sin autorización ni información".

Tras conocer las instrucciones del Gobierno, Puigdemont y Torrent acordaron reunirse en la sede de la Alianza Libre Europea (ALE), partido europeo que incluye entre otros a ERC. La reunión fue convocada por el presidente del Parlament para comunicarle su intención de convocar el pleno de investidura para el próximo martes.

El presidente del Parlament, defendió la conveniencia de un Govern efectivo "desde el minuto uno". Acorde con la postura defendida por su partido, ERC, Torrent recalcó que "conviene que haya un Govern lo más rápidamente posible" y que sea "efectivo", para pasar página cuanto antes de la intervención de la Generalitat en virtud del artículo 155 de la Constitución.

El pronunciamiento de Torrent se produce en un contexto en el que voces de ERC alertan de que forzar una investidura a distancia de Puigdemont, con el choque jurídico que puede provocar y con las dificultades operativas que supondría intentar gobernar desde Bruselas, podría llevar a prolongar la vigencia del 155 en Cataluña.

Puigdemont reivindicó que el mandato de las urnas, surgido de las elecciones catalanas del 21 de diciembre, es que él sea el president en una investidura que, ha dicho, "lo ideal" sería que fuera "presencial". "Pedimos normalidad, rigor y sentido común", añadió, a la vez que dijo que no caerá en el "chantaje" del Gobierno, al que reclamó que "retire las trabas" para que pueda celebrarse la próxima semana el debate de investidura. Preguntado sobre si lo que reclama al Gobierno español es que se actúe sin la independencia de poderes, Puigdemont dijo que fue la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la que "dejó claro quién había llevado a prisión y descabezado al Gobierno independentista".

El Gobierno tiene ya preparado el recurso que presentará ante el Tribunal Constitucional (TC) para evitar la investidura de Puigdemont, pero asegura que actuará sin precipitaciones.

Fuentes del Ejecutivo informaron a Efe de que ese recurso está preparado desde hace tiempo ante la pretensión de los independentistas catalanes e insistieron en que se presentará cuando corresponda. Rajoy declaró ayer por su parte en Onda Cero que "hará todo lo posible" para que se cumpla la ley y recordó que tienen que "respetar siempre los procedimientos y las formas". 

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