La lucha antiterrorista El obispo de Vitoria se pregunta "si esto es servir bien al pueblo vasco"

Málaga y Vitoria dan el último adiós al guardia civil asesinado por ETA

  • Los Príncipes presidieron en la capital alavesa el funeral por el agente · Juan Manuel fue incinerado en Málaga arropado por centenares de personas

Juan Manuel Piñuel descansa en paz. El guardia civil asesinado por la banda terrorista ETA en el atentado que voló la casa cuartel de Legutiano el miércoles de madrugada recibió ayer un merecido reconocimiento en Málaga, donde fue incinerado por la tarde, horas después del funeral que se celebró en Vitoria, presidido por los Príncipes de Asturias.

Las lágrimas de Victoria Campos, esposa del agente, ejemplifican el duelo que ahora siente como propio toda una localidad, que llora también la pérdida de un vecino que, aunque nacido en Melilla, residió buena parte de su vida en el barrio de Bailén. "Era una muy buena persona". Un hombre de 41 años que aspiraba a tener su destino definitivo en Málaga, un objetivo que le llevó hasta el País Vasco, donde llevaba sólo dos meses.

"Era muy noblote. Toda su ilusión era vivir en Málaga con su mujer y su hijo, de seis años. Tenía sólo dos hermanas, porque sus padres fallecieron hace tiempo", cuenta Pilar Lavajos, prima del guardia fallecido. "Se fue al País Vasco muy contento porque sabía que de aquí a tres años iba a tener muchas posibilidades de venirse. Tenía un dinerito extra y unos permisos para ver a su familia. De hecho, el día antes del atentado había estado en Málaga. Y ahora se lo han llevado. La pena es el niño chico que se queda, que era su locura", relata.

El coche fúnebre hizo su entrada en el Parque Cementerio alrededor de las 16.20 a través de un pasillo humano al que dio forma casi un centenar de agentes de la Guardia Civil. Compañeros a los que se sumaron por iniciativa propia otros miembros de la Benemérita que quisieron, de paisano, rendir tributo a su memoria.

Tras una misa de casi una hora, ofrecida por el obispo de Málaga, Antonio Dorado Soto, los restos de la última víctima de ETA recibieron su último adiós arropado por una bandera de España y con el eco del himno de la Guardia Civil a modo de responso. Y el silencio y los aplausos de los que conocieron y quisieron a Juan Manuel, cargados de pena e indignación.

La clase política malagueña y andaluza estuvo representada en la figura de Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía; Juan José López Garzón, delegado del Gobierno, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

Por la mañana, los Príncipes de Asturias presidieron en Vitoria el funeral por el guardia civil asesinado, cuyos restos mortales salieron de la Catedral entre aplausos y vivas a la Guardia Civil, informa Efe. Durante la misa, concelebrada por el obispo de Vitoria, Miguel Azurmendi y treinta sacerdotes, una persona gritó: "Juan Manuel, has muerto por ser español en una tierra en la que te puede costar la vida ser español. Gracias por tu sacrificio. Otros cogeremos la antorcha".

Este grito, en un momento de silencio después de la comunión, fue respondido con aplausos por algunos asistentes al funeral, al igual que los vivas a la Guardia Civil, más numerosos, cuando ya terminó el oficio religioso.

En la homilía, el obispo de Vitoria afirmó que "es de justicia condenar el atentado terrorista que ha segado la vida de Piñuel, condenar a sus autores materiales, así como a sus instigadores y colaboradores directos e indirectos".

También planteó "la serie cruel de preguntas que nos corroen por no encontrar respuesta válida: ¿Para qué ha servido este acto criminal? ¿Con estas acciones se sirve al bien del pueblo vasco? ¿Hasta cuándo va a durar entre nosotros la lacra del terrorismo?".

Al concluir el funeral, los Príncipes dieron el pésame a la viuda y al resto de familiares.

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