Considerado uno de los diputados más sólidos de la Cámara Baja, el portavoz parlamentario de IU, Gaspar Llamazares (Logroño, 1957), defiende que en el CNI hubo "un pequeño golpe de Estado" y advierte de que, tras la renuncia de su director, "la carne de ministro o de secretario de Estado está más barata", a la vez que pide una respuesta "progresista" a la crisis.

-¿Está satisfecho con la nueva dirección federal de IU?

-Es una buena dirección. Con un poco de ayuda de todos conseguiremos recuperar a IU y refundar el proyecto de la izquierda en nuestro país y en Europa. Tenemos que adaptarnos mejor a los cambios de la sociedad y aprovechar en determinados momentos la coyuntura política. Esta dirección tiene una oportunidad y una ventaja: nadie apuesta por la confrontación y la unidad está consolidada.

-¿Sin reforma electoral, IU está condenada a desaparecer?

-Sin reforma electoral todo es más difícil e injusto, y se ha creado en la organización una cultura neurótica porque, aun haciendo buena política y manteniendo a grandes rasgos la influencia, se pierde presencia institucional. En España debe recuperarse eso de una persona, un voto. Ahora, mientras que es así para el PSOE y el PP, para IU son diez personas, un voto.

-Rosa Aguilar parecía convencida, ¿no?

-No sé cuál ha sido su reflexión. Seguramente ha tenido un componente político, y ha pensado que su ámbito de gestión se agotaba en el Ayuntamiento de Córdoba. Y, por tanto, debía buscar otra responsabilidad, en este caso, en el Gobierno andaluz. Pero esos argumentos, de carácter personal y de gestión, no son trasladables al conjunto de la acción de IU y tampoco suponen una justificación. Es muy libre de cambiar de opción política, pero debió guardar las formas y la coherencia política. Las formas no se guardaron cuando das el salto desde un ámbito institucional que has logrado con unas siglas, sin ninguna discontinuidad, al Gobierno andaluz. Desde el punto de vista de los contenidos, tampoco. Hacía muy poco tiempo había participado en la IX Asamblea de IU y había aceptado una responsabilidad política del máximo nivel.

-¿La ex alcaldesa de Córdoba le ha hecho mucho daño a su corriente con su marcha a la Junta ?

-A la corriente, no. La marcha le hace daño a IU porque significa una devaluación desde el punto de vista del capital humano, pero desde el punto de vista de línea política, IU e Izquierda Unida Abierta no se ven afectadas porque su marcha no se ha basado en la discrepancia.

-¿Le molesta que desde el PSOE se pregunten cuándo seguirá usted los pasos de Rosa Aguilar?

-Desde el punto de vista personal me parece un insulto porque no habrá una relación fluida en la izquierda si no es en base al respeto, y eso es no tenérmelo. El PSOE debería incorporar a su ADN la pluralidad de la izquierda. En ningún caso el PSOE va a crecer en base a absorber o a minimizar a IU. El futuro de la refundación republicana de la izquierda será plural y crítica, o no será. Un PSOE en solitario representaría una gran involución para la izquierda: se convertiría en un Partido Demócrata light.

-¿En qué consiste básicamente el giro a la izquierda que le reclama IU a Zapatero y que, de producirse, facilitaría el apoyo de su coalición a los Presupuestos para 2010?

-Por una parte, un giro a la izquierda en política redistributiva. Un partido socialista debe estar más preocupado por la igualdad de oportunidades que la derecha. Por otra parte, es necesario un cambio en relación con nuevos derechos -el derecho a la atención a la dependencia como nuevo derecho universal, el derecho al matrimonio homosexual o el derecho a la memoria-, que quedaron interrumpidos la pasada legislatura. Después de una primera legislatura de ilusión y cambios, hemos empezado una vieja etapa llena de renuncias y a veces de nostalgias.

-¿Los Presupuestos de 2010 marcarán el devenir de la legislatura?

-Para IU, el Rubicón está antes. Me refiero al acuerdo social con los sindicatos y al acuerdo con las comunidades sobre el Estado del bienestar. Quizás la tercera etapa de ese Rubicón sean los Presupuestos Generales. Si el Gobierno no despeja bien estos salones, va a tener una dificilísima legislatura.

-¿Si empeora la crisis, IU pedirá una huelga general?

-Julio Anguita decía que la movilización no es sólo el momento final, cuando uno aparece en la calle con las pancartas. La movilización es un proceso largo. Nuestra tarea es organizar con los sindicatos una respuesta social amplia ante los intentos de hacer que los trabajadores paguen la crisis.

-¿Se justificaría que el PP presentara una moción de censura?

-Forma parte de la lógica parlamentaria. Nunca ha hecho tambalearse a ningún Gobierno, pero sí a más de un líder de la oposición. Aprendiendo de la experiencia, las mociones de censura que hará el PP las llevará a cabo con la jerarquía de la Iglesia en la calle, en el control parlamentario o con los medios de comunicación.

-¿Ha habido en el CNI un pequeño golpe de Estado?

-Evidentemente. Ha habido un descontento que, con o sin causa, se ha transformado en una desestabilización del CNI, y que, finalmente, ha terminado con su director. Esa desestabilización no hubiera tenido éxito, si no hubiera contado con importantes aliados -voluntarios o involuntarios- en el Gobierno y con una fuerte proyección pública a través de un medio de comunicación abonado a las teorías conspirativas. Hoy, la carne de ministro y de secretario de Estado está más barata, y el Gobierno es más débil.

-¿Vislumbra algún nuevo acuerdo con el Gobierno?

-El Gobierno, con la geometría variable, juega al gato y al ratón con la izquierda parlamentaria. Por ese camino se va a equivocar. Los proyectos de ley que se han venido aprobando por la mayoría conservadora que forman PSOE y PP no abonan precisamente una buena relación con la izquierda. Nosotros estamos para hablar de todo, y en especial para buscar una salida progresista a la crisis.