El nuevo ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, se comprometió ayer a "tener presente desde el principio" de su mandato el diálogo social con sindicatos y empresarios, continuando así la labor conciliadora de su predecesor en el cargo, Jesús Caldera. En sus primeras declaraciones tras tomar posesión, el ex alcalde L'Hospitalet de Llobregat y ex presidente de la Diputación de Barcelona alabó en varias ocasiones el trabajo de Caldera, que ha conseguido que España "se encuentre a la cabeza en materia de protección de los derechos sociales". Corbacho destacó el papel de los interlocutores sociales -UGT, CCOO, CEOE y Cepyme-, a los que calificó como la "máxima expresión del impulso para el diálogo social"

Durante su intervención, un poco nervioso, el nuevo ministro incidió en que "no hay que fijarse en los problemas", ya que para él éstos no dejan de ser más que "retos importantes e inmediatos" que habrá que "resolver con ánimo". En una sala repleta por la presencia de los medios de comunicación, representantes empresariales y sindicales, y algunos de los más de 5.000 empleados del ministerio, del que se desgajan los Asuntos Sociales, aseguró que viene "a aprender de todos" e instó a los trabajadores a considerarle "un compañero más". Acompañado por el vicepresidente segundo, Pedro Solbes; la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado; el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, así como por Caldera, Corbacho hizo referencia a su pasado como alcalde, que le acercó a los barrios y la gente y le servirá para trabajar con "proximidad y cercanía".

Caldera se despidió de "la casa de los ciudadanos y el ministerio de las personas", y recibió con parabienes a Corbacho. En una breve intervención, resaltó el papel del diálogo social como "parte esencial del modelo democrático español".