Entrevistas

"Los supermercados me ponen cachondo, son el placer absoluto"

-Con ese nombre no sé si me voy a creer sus respuestas.

-Intentaremos que sean lo más impostoras posibles, pues como todo el mundo sabe, de la impostura a veces sale la verdad.

-¿Le parece bonito ganarse la vida enseñando a mentir?

-Pues sí, porque yo no engaño a nadie. Sin embargo, hay por ahí mucho impostor que se gana la vida engañando, sin admitirlo. Yo no soy impostor anónimo sino impostor reconocido.

-¿Antes de esto se ganaba la vida honradamente?

-Sí, me la ganaba honradamente, pero de forma mucho más aburrida.

-¿Lo suyo es más bien engañar al estómago?

-Yo creo que el objetivo de la cocina impostora es engañar al invitado, que es el gran placer: traer a alguien a casa, plantarle un plato impostor hecho en diez minutos, que le encante y piense que le has dedicado cinco horas.

-¿A veces confiesa?

-No, no. Yo soy de los que piensan que hay que morir negando.

-¿Alguna vez le han pillado?

-Advertencia importantísima: la gente es muy cotilla. Hay que esconder bien las latas y los envases antes de que vengan los invitados, y darle a todo una apariencia... ponerla en una cazuelita de barro para que parezca que ha estado a fuego lento cuatro horas... y no me pillan.

-¿Cuál ha sido su mayor engaño?

-Creo que con lo que más gente he engañado han sido unas fabes con almejas impostoras, de lata, de Litoral, pero con la preparación que les hago con puerritos, langostinos y tal es imposible descubrir que son de lata.

-¿Con qué comida se le puede amenazar para que confiese su identidad?

-Eso es más que complicado, pero si hablamos de sobornar, a mí con unos percebitos o unas angulas se va por buen camino, ja, ja.

-¿No será usted Santi Santamaría, eh?

-No, ni Adriá; lo mío es, digamos, cocinero fusión.

-¿Son más falsos los grandes chefs mediáticos que usted?

-Soy admirador de los grandes cocineros españoles de ahora, pero no de toda esa masa adiposa de caraduras que se han apuntado al carro del fenómeno, que te venden unos platos con colorines, te cobran a precio de oro y encima ni siquiera te dejan llevarte el plato luego.

-Pero Falsarius se está convirtiendo en un chef mediático ya.

-Falsarius yo creo que ha sido una especie de catalizador de un fenómeno que había por ahí, que es que la gente tiene poco tiempo para cocinar y que había muchos que ya hacía sus pinitos, trampeando, que se ven reflejados en Falsarius y están ahora saliendo del armario, digamos.

-¿En qué sección de supermercado disfruta más?

-A mí los supermercados me ponen cachondo. Es que voy por los pasillos y disfruto, cada lata que veo, cada envasado... y voy pensando, ¿qué puedo hacer con esto? Es como ir a un museo, es el placer absoluto. Muchas horas de carrito llevo yo.

-¿No se querrá usted cargar la cocina de la abuela?

-Qué va. Sorprendentemente me estoy encontrando a cantidad de abuelas y de madres felices con la cocina impostora. Están ya un poco hasta el moño de echarle horas para que luego la gente se lo zampe todo en dos minutos y diga ¡adiós, abuela! Pues te vas a enterar: ¡la próxima vez, lentejas de bote!

-¿Esa tradición oral está ahora en internet?

-Sí. A mí hay algo que me tiene fascinado, lo que llamo los cocineros libres de internet. Cocineros muy creativos, y me tienen sorprendido porque no están limitados por el hecho de tener que exponer su creación en un restaurante.

-Dígame el producto más modesto del que ha sacado el resultado más grandioso.

-Una de las recetas de la que más orgulloso estoy es una que se hace sólo con sardinas de lata en aceite, un poquito de sal, un poco de aceite y unas gotitas de limón. Son las sardinas a la plancha, que quedan absolutamente deliciosas y es la más simple y minimalista que se puede inventar. El que la ha probado se ha quedado sorprendido.

-¿Se puede hacer algo con pipas o gominolas?

-Sí, sí, lo último que he hecho ha sido con cheetos, ganchitos de queso, una ensalada para ver los partidos de fútbol. Aunque yo soy más bien de cultura del guisote. Impostor, pero el guiso me gusta mucho.

-¿Cuánto estaría dispuesto a pagar por una buena comida?

-A mí lo que me gusta de las buenas comidas es que me inviten.

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