Entrevistas

"El pesimismo va a jugar en mi contra; por tanto, soy optimista"

-¿Qué profesión le pongo?

-Buena pregunta. No sé, al estilo renacentista. Mis hijos siempre me preguntan que a qué me dedico y nunca sé qué contestarles. Hago un poco de todo.

-Ingeniero industrial no.

-Disfruté estudiando la carrera. Aprendía y no tenía la presión de aprobar para trabajar en eso... de hecho, no trabajo en eso.

-Tráceme una línea maestra entre el deporte y la empresa.

-La principal materia prima de ambas actividades es el factor humano, con todo lo que ello conlleva de emociones, ambiciones, deserciones, etcétera, etcétera.

-Por tanto, el mundo empresarial es un estado de ánimo.

-Valdano tiene frases para todo y la de que el fútbol es un estado de ánimo es especialmente acertada. Un equipo es un estado de ánimo y una empresa no deja de ser un equipo.

-Si hubiera que definir la estrategia del equipo de los banqueros que han precipitado la crisis...

-Atacaban en tromba, pero defendían muy mal.

-¿Y el público?

-No nos engañemos. Estábamos avisados, sabíamos que iba a suceder algo así, aunque quizá no de esta magnitud. Aquí ha pasado un poco como la fábula de la cigarra y la hormiga.

-Con un exceso de cigarras.

-Cigarras por todos lados.

-Ahora, el triunfador del dinero no está bien visto.

-Genera envidia y desconfianza, pero también encauza la frustración del que no ha llegado donde quería. Todo esto es un modo de ser muy latino. Cuando un deportista triunfa se le supone un talento y un esfuerzo; cuando triunfa un empresario se duda de su talento y se le niega el esfuerzo que le ha dedicado.

-¿Sería necesaria una asignatura para aprender a perder?

-Más que enseñar a perder, enseñar a aprovechar la derrota. En el deporte sabes que no puedes ganar siempre. Hay derrotas que permiten fantásticos análisis que ninguna victoria te daría. ¿Ve? Ahí trazamos otra línea nítida entre deporte y empresa.

-¿Tenemos una epidemia de apenados en las plantillas de las empresas?

-Lo que hay es una epidemia de noticias que nos llevan a la pena. Hay estudios que dicen que en toda plantilla hay entre un 15 y un 20% de apenados, gente que continuamente está pensando que las cosas se hacen mal. Es posible que ahora haya un 30 o un 40%.

-¿Algún antídoto?

-La situación no invita al optimismo, pero es lo único que te queda. Lo que sabemos seguro es que el pesimismo juega en nuestra contra. Yo soy, por tanto, optimista.

-Hágame una crítica del éxito.

-El éxito mal gestionado es un auténtico peligro.

-Un ejemplo...

-La temporada de Alonso y Hamilton en McLaren. Los dos mejores pilotos, dos coches que son dos pepinos y pierden el campeonato. Esa situación, por lo negativa, ha enseñado a este país más que ninguna otra hacia dónde se va con excesos de ego, sin solidaridad, sin compañerismo y sin humildad. Por contra, los equipos de fútbol o baloncesto, pletóricos de optimismo y de compañerismo, han demostrado a dónde se llega siendo un equipo. Ambos casos se estudiarán en las mejores universidades .

-¿Conoce muchas escuderías McLaren con sus divos y sus grandes coches en la empresa española?

-Algunas. Y es el camino al fracaso. En todo equipo hace falta el talento del individualismo y sobran los individualistas buscando su gloria personal. Si una empresa consigue hacer entender que el triunfo del equipo es el de todos, emprende el camino correcto.

-¿Cómo se gestionan los minutos basura?

-He aquí una diferencia. En la empresa los minutos basura no pueden existir.

-Oiga, los de la plata de Pekín les pegarían un buen vapuleo a los de la plata de Los Ángeles...

-Pero un vapuleo... Cualquier equipo de cualquier deporte del 2008 vapulearía a cualquiera del 84. Ha pasado un cuarto de siglo, amigo.

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