Cinta Canterla. Presidenta de la Sociedad Académica de Filosofía

“El fracaso escolar tiene perfil de género masculino”

  • En el siglo XIX, en Andalucía hubo 22 directoras de periódicos, siete de ellas en Cádiz. La mujer española ha estado dispuesta a pensar, opinar e intervenir en la esfera pública, a pesar de que hasta ahora ninguna mujer hubiera ocupado la presidencia de la Sociedad Académica de Filosofía, que agrupa a 250 profesores y que tiene como objetivo potenciar la investigación de calidad y el debate. La primera ha sido la profesora de filosofía Cinta Canterla, onubense de 50 años y madre de dos hijos, que accedió al cargo en febrero. Actual vicerrectora de la Universidad Pablo Olavide, trabajó 18 años en la Universidad de Cádiz, donde dirigió el Seminario de Estudios de la Mujer. Ha recibido el premio Manuel Alvar por su trabajo Mala Noche.

–Muchas mujeres en la filosofía ¿Es una novedad?

–Las mujeres llevan mucho tiempo trabajando con la materialidad de la vida cotidiana y a veces tienen un pensamiento más sólido que muchos filósofos, aunque no esté escrito y sea menos conceptual.

–¿Habla de una filosofía de lo doméstico?

–Hay una discusión histórica sobre si se debe hacer una filosofía escolástica y académica o una filosofía para la vida. Una corriente considera que la racionalidad, si no está inserta en los problemas de la vida, no tiene sentido. 

–Eso decía Ortega...

–Ortega habla de la razón vital, de la vitalidad primaria, y dice que la razón es una pequeña isla en el mar de la irracionalidad. Como filósofa española me considero también orteguiana. 

–Pero, apenas ha habido mujeres filósofas...

–Eso no es correcto. Ahora se investiga mucho sobre la contribución de la mujer a la filosofía, que ha sido importante. Evidentemente, si las mujeres eran iletradas no dejaban textos. El problema es la invisibilidad.

–A ver, dénos ejemplos.

–Hay muchos antecedentes en el platonismo o el neoplatonismo. Sócrates aprendió los fundamentos de la retórica de una mujer que venía del contexto de las hetairas griegas.

–Esas que eran...

–No eran exactamente prostitutas. Procedían de las colonias y eran hijas de griegos, pero no tenían la nacionalidad y subsistían a través de grupos de intelectuales.

–Insisto: la historia del pensamiento es masculina.

–No lo creo. El canon es masculino, pero todos pensamos aunque no todos tengamos un castillo en Ferney. Ya sabe, la propiedad que adquirió Voltaire cuando se casó con Madame de Chatelet.

–¿Diría que el varón patrimonializó las ideas?

–Diría que el pensamiento europeo que nos ha llegado escrito es blanco, burgués y patriarcal. La mayoría de las cosas que se dicen respecto a las mujeres se han aplicado a negros y proletarios.

–¿Llegando al disparate filosófico?

–Le daré un ejemplo. Las teorías médicas consideraban que el órgano dominante en las mujeres era el útero y que, por tanto, al no tener irrigación en el cerebro, carecían de racionalidad superior. Fue la argumentación para retirar el voto.

–¿Y qué decían de los genitales masculinos?

–Entonces no conocían la función ovárica ni la de los espermatozoides. Consideraban que las pérdidas periódicas de la mujer eran una depuración de elementos tóxicos.

–¿Nos veían como enfermas crónicas?

–Condorcet decía: “Aquellos que retiran el voto a la mujer diciendo que es una enferma crónica muestran su falta de coherencia al no retirarle el voto a todo varón inglés que padece la gota”. 

–¡Al fin un partidario!

–Pero en la Academia de Ciencias de aquí hay una ponencia del XVIII que argumenta que un varón que tiene hemorragias está en el mismo estado decadente de la mujer. 

–Vaya...

–Y un artículo de Kant sobre la Ilustración defendía la libertad de pensamiento para todos excluyendo a los funcionarios, por razones obvias, y al sexo débil. 

–¿Y nadie se lo rebatió?

–Hamman, que es contemporáneo suyo, le contestó: “Eso es una burla que mis tres hijas no van a consentir”.

–Ahí ya había indicios de feminismo.

–El feminismo político surge a partir de siglo XVIII, con la reivindicación del voto y la educación. Antes hubo un feminismo de queja, sin argumentación teórica. 

–¿El feminismo es una corriente filosófica?

–La corriente feminista está perfectamente admitida y legitimada en el ámbito de la Filosofía, como lo estaba el marxismo. 

–¿Y qué ha aportado?

–Una visión más compleja del ser humano, poniendo en cuestión la primera fase del humanismo ilustrado, según el cual sólo las élites debían tener acceso a los valores democráticos.

 –¿Qué camino queda por recorrer?

–Leges, sine moribus, vanae. Es decir: las leyes, si no se llevan a las costumbres, no sirven de nada. 

–Explíquese.

–María Moliner define el feminismo como “la doctrina que considera justa la igualdad entre hombres y mujeres”. Todo demócrata es feminista. Hay que impregnar la democracia de estos valores. 

–Ahora las universitarias arrasan.

–Las mujeres son mayoría en casi todas las carreras, salvo algunas técnicas, pero minoría en la pirámide de poder.

–O sea, que mandamos poco, ¿no?

–Se ha mejorado en quince años, pero no hay una distribución justa. Si a la cúspide de la pirámide sólo llegan hombres... Puedes decir que es justo, de lo que se deriva que los hombres son más capaces, o tienes que reconocer que ha habido mecanismos de construcción injustos. 

–La verdad es que no es lógico.

–Luego está el tema de los chicos, que es preocupante. Han empezado a salir del bachillerato al fracaso escolar mucho más que las chicas. Me temo que hay un fracaso social con un perfil de género masculino.

–Habrá que proteger al varón.

–Es un problema a abordar. En las estadísticas sobre expedientes disclipinarios, en Secundaria y Bachillerato, por agresiones, los infractores son varones.

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