pablo carbonell, Actor, cantante y humorista

"Cada día hay que renacer porque uno no es nadie por las mañanas"

Pablo Carbonell

Pablo Carbonell

-Cuando alguien escribe sus memorias es porque ya tiene cierta importancia.

-En realidad soy una persona que debe muchas cosas a mucha gente. He aprendido mucho. Y esas cosas, en homenaje a la gente que me las ha enseñado y por un gen didáctico que tenemos en mi familia, porque entre la familia de mi madre y mi padre calculo que hay como unos diez profesores, tenía que compartirlas. Pero no me siento una persona importante. Todos los días hay que renacer. Sin lugar a dudas, uno no es nadie por la mañana.

-Ha adaptado su libro a un espectáculo. Eso debe de resultar complicado. ¿Ha tenido que sacrificar cosas?

-Claro. Primero me he ceñido a esas cosas que tienen que ver con el mundo del espectáculo. Aunque también hay referencias a mis padres, porque hay que saber de dónde vienen estos lodos... y a los acontecimientos que han marcado mi personalidad. José Troncoso, el director de la obra basada en el libro, es de Cádiz. Lo elegí porque es una persona que con pocos elementos saca petróleo. Yo no quería hacer un espectáculo recargado. Quería que el sofá, la silla y la mesa tuviesen muchas utilidades. Intentamos que todas las cosas que sucediesen en el escenario no se contaran.

-Músico, humorista, actor... ¿En qué faceta se encuentra más cómodo?

-Pues según el momento. Aprenderme las canciones que tiene este espectáculo me divirtió, realizar la adaptación del libro también, y subirme al escenario a ponerlo en pie me excita. Ahora mismo, estar con Los Toreros Muertos dando una pequeña gira por el sur me divierte y me parece un retorno a mis años mozos. Yo creo que la diversión está en cambiar de actividad. Y siempre intento divertirme.

-La gente puede pensar que Pablo Carbonell es puro espectáculo. ¿En su intimidad también saca el lado humorístico a las cosas?

-Siempre intento dinamitar la distancia con la gente. Intento que todo el mundo me vea cercano. No sé si eso es espectacular. Una de las tareas que me planteé fue destruir el star system. Me gusta la gente que mira a la cara, y me gusta la gente en general.

-Su pregón del Carnaval de Cádiz generó una gran polémica. ¿Tiene miedo a las críticas?

-Me dan igual. Ya lo superé, lo lloré y creo que no fue entendido. Un sector carnavalístico entendió que mi pregón se alejaba del Carnaval de Cádiz. Me dolió mucho que el público no lo entendiese, porque lo hice con todo el corazón. Fue algo que preparé con mucho cariño y me llevé una sensación muy desagradable. No siempre se sale por la puerta grande.

-Volvamos a su historia. ¿Qué puede esperar el público de El Mundo de la Tarántula que hoy representa en el festival de Comedias de El Puerto de Santa María?

-Pues realidad, momentos de mucha risa, habrá momentos de mucho acojone. No sé, es un espectáculo que si tuviera que definirlo artísticamente lo emparejaría con las montañas rusas: lo mismo estás arriba que estás abajo. Porque está basado en un libro, que son mis memorias, y la vida de todos está llena de altibajos. Son muchas reflexiones sobre el mundo de la farándula, muchos homenajes a la gente que me ha aportado muchas cosas. Además, el espectáculo tiene un gran componente didáctico.

-¿Por qué El Mundo de la Tarántula, ya que estamos?

-El título surgió por una mujer de Huelva que se refirió al mundo de la farándula con esa expresión. Y sé que estaba muy bien dicha. Porque hay algo de la picadura de una peligrosa migala, que nos pica a los que decidimos subirnos a un escenario. En el libro sale mucho Cádiz porque mis primeros pasos sobre el escenario fueron allí. Y esas experiencias que tienes cuando eres niño, el colegio, la fiesta de San Juan Bosco... Todo eso deja un poso en tu imaginación. Y quieres volver a ese sitio donde los dolores desaparecen y donde te dejas llevar por las fantasías.

-Una vez terminada su autobiografía, ¿Hay algo que crea que sobre o que falte en ella?

-Cuando la estaba escribiendo no sabía que se iba a llamar El Mundo de la Tarántula. Cuando decidí el título podía haber cambiado algunas batallitas que hay en el libro y que no producían ninguna reflexión artística. Por ejemplo, cómo colarse en los trenes. Eso no tiene mucho sentido. Aunque el que se cuela en un tren también aprende a colarse en un teatro. Y echarle morro a la vida también forma parte de la instrucción para afrontar la escena.

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