Entrevistas

"Al cuerno de África llegamos todos tarde"

-¿Cuándo empezó en Intermón?

-Hace 23 años. Estaba de voluntario en un proyecto de desarrollo rural en los Andes peruanos, en Cuzco. No había oído hablar nunca de Intermón. Trabajaba con indígenas quechuas en un centro de cooperación agroalimentaria. Soy químico industrial y colaboré en proyectos de agua potable y temas de educación. Por ellos conocí Intermón.

-¿En qué fase?

-Primero como director de Intermón Madrid hasta que pasé al departamento de Campañas y Estudios donde tocamos la tasa Tobin, la deuda externa, el comercio justo y las campañas de desarrollo. En una palabra, la cercanía con la gente, con las personas que sufren y luchan y son los que te llevan a los pasillos de los ministerios y los parlamentos.

-¿Ya no pudo dejarlo?

-Dejé Intermón hace seis años para llevar los programas de Cooperación de las Cumbres Iberoamericanas. Estuve en los preparativos de la de Cádiz hasta que me eligieron para la dirección general.

-¿En qué cumbres estuvo?

-No fui a la de Salamanca. A partir de ahí, a todas. Montevideo, Santiago de Chile, la del por qué no te callas, Salvador, Estoril, Asunción.

-¿Qué presencia tiene Andalucía en Intermón?

-Muy alta. Estamos hablando de treinta mil socios y donantes un total de 240.000. Y cinco tiendas de comercio justo en Sevilla, Málaga, Jerez, Granada y Huelva que están pasando por etapas muy difíciles. De Andalucía recibimos estímulos e ideas en un momento en el que se está produciendo un desmoronamiento brutal de la cooperación en comunidades autónomas y ayuntamientos. Estamos hablando de seiscientos millones de euros.

-¿Crisis y desarrollo son antagónicos?

-Es una visión totalmente errónea. La diferencia de renta per cápita entre esta España en crisis y los países del Sahel sigue siendo de cincuenta a uno, y estamos bajando los niveles de cooperación a los que había en España en los años ochenta, cuando la renta per cápita en nuestro país era la mitad.

-¿Coopera Andalucía?

-Hemos encontrado muestras de solidaridad. Dicho esto, tenemos dificultades en los pagos. Hay impagos, retrasos en los pagos, lo que empieza a ser muy sensible en nuestras campañas. No estamos hablando de construir carreteras, sino de salvar vidas.

-¿Pasar por las cumbres le es de utilidad?

-Sin duda, para tener clara una conexión entre la crisis de España y las crisis de América Latina. Las causas y las consecuencias de la crisis tienen vasos comunicantes, por lo que es necesario fortalecer las alianzas. Lo que no es admisible es hablar de distintos tipos de pobreza, como si quisiéramos distinguir entre las barriadas de excluidos de capitales andaluzas y los afectados por la crisis alimentaria del Sahel. Ese discurso es inmoral por parte de políticos y líderes de opinión. Con el dinero de algunas cajas intervenidas habría para toda una campaña humanitaria en el Sahel.

-¿Qué contactos tienen con otros organismos?

-Tenemos una relación muy directa con Cáritas. Intermón tiene un origen jesuita aunque no es confesional. Es como el hijo mayor que se fue de casa y tiene una buena relación con sus padres. Tenemos relaciones con Banco de Alimentos y otros organismos en la búsqueda de alternativas para una fiscalidad más justa, porque de fiscalidad y de paraísos fiscales sabemos mucho.

-Se ha cumplido un nuevo aniversario del asesinato de los jesuitas de El Salvador en 1989...

-Mi mujer llegó a ese país a trabajar poco después de los asesinatos. Tenemos vínculos con Jon Sobrino, uno de los supervivientes. Son gente que han trabajado la cooperación con rigor y seriedad, y desde la pasión y la asunción de riesgos.

-¿Y los nuevos pobres?

-Intermón no actúa en nuestro país, pero sí participa en la campaña por el derecho a la salud universal de toda persona que vive y reside en este país independientemente de su situación jurídica o legal. Como es universal el combate de la iniquidad, la impunidad y la codicia con las armas de la esperanza, la lucha y diferentes alternativas.

-¿España se implica?

-La cooperación es la única política pública que tiene un componente social. España no puede ir al mundo solamente con comercio, economía y empresas. Durante décadas, los cooperantes han sido también sus mejores embajadores. No se puede denigrar a las ONG, que aceptamos que nos podemos equivocar y hay cosas que aprender y mejorar.

-¿Se puede salir del subdesarrollo?

-Hay muchas maneras de salir. Perú está viviendo los últimos años un crecimiento del siete por ciento, pero las desigualdades son de tal calibre que la pobreza sigue siendo dura y extrema.

-¿La crisis crece exponencialmente si hablamos de la infancia?

-Es donde más se nota. En los niños españoles aumentan los casos de mala nutrición, pero allí hablamos de desnutrición severa. En la última campaña del Cuerno de África llegamos todos, pero llegamos tarde. Estaba en la fase crónica y con las televisiones. El coste para salvar la vida de un niño era de ochenta dólares por niño. En el Sahel las alarmas y los avisos funcionaron. Me refiero a Burkina Faso, Mauritania y Chad. El coste se reducía a un dólar por niño, pero les veías la cara y la sonrisa.

-Cuando estuvo en las cumbres, ¿qué político le llamó la atención?

-Michelle Bachelet, sin lugar a dudas. Lula también, pero la humanidad de Bachelet no la he visto en ningún dirigente público.

-¿Hay relación causa-efecto entre las cumbres y el trabajo de Intermón?

-Eso se nota en los programas intergubernamentales.

-¿Su deseo navideño?

-Que en Mauritania puedan cultivar sus propios alimentos a pesar de la sequía. Porque las sequías son inevitables, pero el hambre no.

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