Manuel gerena. Cantaor y cantautor

"Avalé a Víctor Manuel para entrar en el Partido"

-¿Quién dio el cante?

-Fraga. Le metimos un gol. Estaba fuera de España dos o tres días y organizamos el festival de los pueblos ibéricos. Coincidió con los sucesos de Montejurra.

-¿Quién sabía más de flamenco, Carrillo o la Pasionaria?

-A la Pasionaria tuve poco tiempo para conocerla, aunque en la tribuna de honor cuando vino del exilio nos sentamos dos de La Puebla de Cazalla, José María Moreno Galván y yo. La primera vez que Carrillo apareció en un acto público sin peluca fue en uno de los tres conciertos que di en 1977 en el teatro Monumental. Los organizó Gonzalo García Pelayo y había más policías que público.

-Es de los que más ha cantado fuera de España...

-Cada vez que me prohibían aquí, salía fuera hasta que me quitaban el pasaporte. Hice una gira por Alemania en la que me presentó mi paisano José Luis Reina Palazón. Estaba recién licenciado de la mili.

-¿Dónde la hizo?

-En la Maestranza de Artillería, que hoy es el Teatro de la Maestranza, donde no he conseguido cantar y me dieron en 2013 la medalla de Andalucía el día que habló Antonio Banderas.

-¿Una mili de ópera?

-Tuve un incidente con la mujer del general. Yo llevaba un mono azul, podía salir del cuartel y dormía frente a las Atarazanas porque era el electricista. La mujer del general se enteró de que cantaba y quiso que participara en un acto benéfico en el Lope de Vega que coordinaba Amós Rodríguez Rey, el hermano del Beni. Yo dije que sólo cantaba lo mío, me metieron en el calabozo, pero me tuvieron que sacar porque se quedaban sin luz.

-Preparan una película de su vida. ¿Un tráiler?

-Con seis o siete años, escondía los libros en el verde y me iba a bañar al río Corbones, el de mi niñez.

-¿Guionistas de su vida?

-He sido amigo de Alberti, Celaya, Blas de Otero, Picasso, a Neruda lo traté menos, pero Miguel Hernández ha sido mi poeta. Cuando trabajaba en la Eléctrica Industrial, la empresa me encargó electrificar una serie de cortijos cerca del Rocío, Hato Blanco, Hato Ratón. Yo dormía en la habitación de los señores y comía con los capataces, pero me gustaba ir a la cocina común con los gañanes; dormían en sacos de paja y cada quince días iban a su casa a la vestía.

-¿Los señoritos le hacen comunista?

-Rebelde con causa, como titulo mi próximo libro.

-¿Se ha movido entre iletrados y catedráticos?

-Demófilo recogía cantes de gente que no sabía leer y yo he sido amigo de Enrique Tierno Galván. También lo soy de Manuela Carmena. Teníamos amigos comunes en el despacho de Atocha. Cada vez que me quitaban el pasaporte, Mohedano y PecesBarba me lo arreglaban.

-Medalla de Andalucía. ¿Cómo vivió el 28-F?

-Hicimos campaña por el artículo 151. Camarón, María Jiménez y yo éramos los flamencos. A mí me presentaba siempre Paco Gandía. La risa es muy buena para la salud y el cuerpo, pero las cuerdas vocales se descontrolan.

-¿Ha hecho cine?

-La música de la película El diputado y soy el anarquista de Tierra de rastrojos, de Antonio Gonzalo.

-¿Cruzó el charco?

-Estuve tres años, de 1989 a 1991, de gira por México. En el 92 me traje al Mariachi de América, Jesús Rodríguez de Híjar. Contratamos dos actuaciones en la Expo, pero al final todo el dinero se fue para Azabache y cantamos en toda España menos en Sevilla.

-En plena Expo muere Camarón...

-Fue una gran pérdida para el flamenco, pero yo no tengo nada que ver con los mitos, ni siquiera con mi propia mitificación por parte de quienes me veían como un Che Guevara del flamenco o el dios de los creyentes revolucionarios.

-¿Profeta en su tierra?

-Hemos sido muy maltratados por los inmovilistas del siempre, los fachas no en el sentido político que hemos sufrido mi amigo Enrique Morente y yo.

-¿Sigue cantando a Miguel Hernández?

-Soy muy amigo de su familia. De su nuera, Lucía Izquierdo, de sus nietos María José y Miguelito.

-¿Cómo se lleva con otros iconos del Partido como Juan Diego y Ana Belén?

-Vivo en Bormujos, donde nació Juan Diego. Yo fui el avalista de Víctor Manuel para que entrara en el Partido. Me lo pidió Juanín, uno de los del proceso 1001 que se mató en un accidente de tráfico.

-¿Su público era militante?

-No siempre. En Barcelona una vez fueron a verme juntos Jordi Pujol y José Manuel Lara, que al final del concierto vino a mi camerino a decirme que era paisano mío de El Pedroso.

-¿Cuál es su carta de presentación?

-34 discos grabados, la mayoría con Juan Habichuela, que ha muerto hace poco, ocho libros de poemas y tres mil conciertos por el ancho mundo.

-¿Su libro más sonado?

-Cantes del pueblo para el pueblo, con prólogo de Paco Candel y epílogo de Manolo Vázquez Montalbán, que un día le habla del libro a Carlos Barral. Le dice que hay un andaluz que está revolucionando a toda Cataluña, que ha sido el primer flamenco que ha cantado en el Palau de la Música. Editaron el libro y cuando se volvieron a ver Barral le dijo que había tenido mal olfato comercial. Salieron ocho ediciones.

-¿Sus sevillanas son para bailar?

-Son sevillanas serias, pero bailables. El compás es perfecto, pero las sacó el mismo sello donde salió el pelotazo de las sevillanas de María del Monte y pasaron desapercibidas.

-Triana es su paraíso...

-Me enteré de la muerte de Jesús de la Rosa, la voz del grupo Triana, cuando salí a cantar a Anoeta. Manuel Molina me acompañó muchas veces. Una vez lo detuvieron en Oviedo, donde me prohibieron 24 conciertos en la cuenca minera.

-¿Una definición?

-La voz perdida, como tituló Manolo Bohórquez un libro de hemeroteca. En Triunfo escribieron de mí José Monleón, Vázquez Montalbán y Antonio Burgos, que tituló Las carceleras de Manuel Gerena cuando me detuvieron en la puerta del Lope por ponerme a cantar martinetes con un megáfono.

-¿Emigró o se exilió?

-Viví desterrado en Barcelona de 1970 a 1974. En 1981 metimos más de ochenta mil personas en el Camp Nou La Trinca, Lluís Llach, Marina Rosell y yo. Había más banderas andaluzas que catalanas.

-Después de Migueli y Gallego, el andaluz que más gente ha metido allí...

-Me llamó Ricardo de la Cierva para los festivales de España con Jorge Cafrune y María Dolores Pradera. Le dije que no podía cantar para el Gobierno si me prohibían cantar en las fábricas, las iglesias o a los estudiantes. Vino a Barcelona a verme y me mandó una carta indignado cuando se enteró de que fui a cantar a Ginebra a un acto contra el franquismo. Le dije que me había confundido con Manolo Escobar.

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