Economía

La inesperada bajada del desempleo aumenta la incertidumbre económica de EEUU

  • El índice de desempleo en EEUU cae de manera inesperada en abril y, junto con el leve aumento de los pedidos a las fabricas y de las nóminas, aumenta el desconcierto sobre la situación del país

El índice de desempleo en Estados Unidos cayó de manera inesperada en abril, hasta el 5 por ciento, lo que, unido al leve aumento de los pedidos a las fabricas y de las nóminas, aumenta el desconcierto sobre la situación del país.

El Departamento de Trabajo informó de que el mes pasado la economía perdió 20.000 puestos de trabajo -mucho menos que los 78.000 esperados por los analistas-, con lo que el índice de desempleo bajó al 5 por ciento, cuando los expertos esperaban que subiera al 5,2 por ciento.

La secretaria de Trabajo, Elaine Chao, describió los datos como "mejor que lo esperado", especialmente porque se produce en un momento de desaceleración económica, que muchos pensaban que conducirían al país a una recesión. "Si bien seguimos viendo disminuciones del empleo en la construcción y las fábricas, el sector de servicios mostró un alentador incremento de 90.000 puestos de trabajo", añadió.

Pero la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, calificó como "decepcionante el informe" y agregó que "muchas personas temen la pérdida de su empleo, muchas temen la pérdida de sus casas, y a todos preocupa la disminución de su nivel de vida".

Según Pelosi, desde enero la economía de EEUU ha perdido 260.000 empleos, pero los datos del Departamento de Trabajo muestran una disminución de 180.000 empleos. En cualquiera de los cálculos, la pérdida de empleos está muy por debajo del promedio de 121.000 marcado en los cuatro primeros meses de la recesión en 2001.

El informe de hoy muestra, además, que el salario de los trabajadores aumentó apenas el 0,1 por ciento el mes pasado como reflejo de la desaceleración de la actividad económica. Las fábricas tuvieron una pérdida de 46.000 puestos de trabajo en abril, principalmente en las que producen bienes duraderos.

La construcción destruyó en abril 61.000 empleos y desde la cima de su bonanza en septiembre de 2006 este sector ha perdido 457.000 puestos de trabajo. El sector de servicios, que incluye las compañías de seguros, los bancos, los restaurantes y el comercio minorista, agregó el mes pasado 90.000 puestos de trabajo, la mayor cifra en lo que va del año.

El Departamento de Comercio informó hoy, además, de que los pedidos de bienes a las fábricas de Estados Unidos aumentaron un 1,4 por ciento en marzo, mucho más que lo esperado por los analistas y debido principalmente a los encargos de computadoras y maquinarias. Si se excluyen los bienes de transporte, que son los más caros por unidad, los pedidos subieron un 2,2 por ciento, el mayor avance en un año.

Los encargos de bienes duraderos subieron en marzo un 0,1 por ciento. La mayoría de los analistas esperaba un incremento del 0,2 por ciento en los pedidos a las fábricas, y el dato de hoy muestra un incremento del 2,6 por ciento en los encargos de bienes no duraderos, el mayor desde noviembre.

Los datos agregan incertidumbre en un panorama económico en el cual el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) ha marcado un ritmo del 0,6 por ciento durante seis meses y la cifra de desempleados llega a 7,6 millones, esto es 800.000 personas más que hace un año.

Más de 1,4 millones de personas han buscado empleo, sin conseguirlo, por más de seis meses, y los precios de los alimentos han subido a un ritmo anual del 5 por ciento durante los últimos tres meses. Ahora, la atención está centrada en el efecto que tendrán los 150.000 millones de dólares que se han comenzado a repartir esta semana entre 130 millones de contribuyentes, vía devolución de impuestos.

La administración del presidente estadounidense, George W. Bush, y el Congreso que pergeñaron el estímulo en febrero pasado esperan que los consumidores dediquen la devolución a comprar bienes y servicios y le den un empujón al pedal de la economía.

Algunos analistas sospechan que los consumidores usarán el dinero principalmente para el pago de deudas y de los alimentos y combustibles cada vez más caros.

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