Diego Espinosa, director general de Bodega La Andaluza, recibe cada mes entre cien y 150 llamadas al mes de personas interesadas en crear una franquicia. Es un síntoma de dos cosas. Por un lado, muchos ven en este modelo de negocio -flexible y con una inversión inicial no muy alta- una salida rentable a la situación actual. Por otro, Bodega La Andaluza está en expansión. En cinco años ha logrado tejer una red de 26 franquicias (incluyendo los cuatro establecimientos propios de la empresa matriz), con un denominador común: cocina y decorado propiamente andaluz. "Simplificando mucho, ofrecemos buena calidad a un precio razonable y con un servicio aceptable", afirma Diego Espinosa. El responsable del franquiciado, que tiene origen sevillano, afirma que, sin bajar precios, la mayoría de los restaurantes ha conseguido mantener e incluso aumentar la facturación. "Tenemos un perfil muy amplio de clientes, desde clases bajas hasta las altas, que pueden venir atraídas por nuestro jamón de Jabugo; la gente que antes iba a restaurantes de cinco tenedores viene ahora más a nosotros", afirma Espinosa.

Eso sí, Bodega La Andaluza no es inmune a la crisis. Este año, por ejemplo, abrirá entre diez y doce nuevas franquicias, un número que podría considerarse importante si no fuera porque la previsión era crear hasta treinta. "Poner en marcha un establecimiento desde cero cuesta entre 100.000 y 150.000 euro, mucho menos que antes; el problema es que los bancos no financian la operación y sólo muy pocos tienen la liquidez suficiente".

A pesar de esta dificultad, Bodega La Andaluza tiene futuro, como demuestra que esté a punto de poner una pica fuera de España. Abrirá un establecimiento en Londres, y muy posiblemente, fructificarán las negociaciones para crear otro. En breve se establecerá también en Vic y Mollet del Vallés, ambas en Barcelona, y en Cartagena.