El Córdoba no ha ido mucho a Albacete. Menos mal. Ocho visitas en partidos de Liga, ningún éxito; un solo gol a favor, nueve en contra. El conjunto de José González jugará el domingo en el corazón de La Mancha con el propósito de aportar un dato distinto a esa serie de cuatro empates y cuatro derrotas .

Todo empezó en la temporada 61-62, en Segunda. Aquel 1-1 supuso el primer y único tanto en el Carlos Belmonte y dio paso a más de dos décadas sin cruces entre ambos equipos. Además, el reencuentro se produjo en Segunda B, categoría en la que el Córdoba no salió bien parado: tres tropiezos y todos sin marcar, por supuesto.

Ya bañados en plata, al filo del siglo XXI, el Córdoba y el Albacete se vieron las caras el 16 de abril de 2000 -en la primera vuelta, el cuadro de Pepe Escalante se había impuesto por 3-2 con un doblete de Diego Ribera-. En la portería blanca estaba el hoy blanquiverde Julio Iglesias, ese trotamundos. Enfrente, Chilet. Un solitario gol de Geli decantó un duelo marcado por la sequía en las campañas venideras.

Escalante y Julián Rubio mantuvieron sus cargos. Sin embargo, el técnico cordobés se vio en el paro a mediados del curso 00-01 porque a Rafael Gómez no le bastaba con un notable alto; quería la matrícula de honor. Ya en la vigésima jornada, Luis Sánchez Duque afrontó el segundo de sus ocho partidos como preparador cordobesista. En la alineación visitante figuró Melgar, quien meses atrás había actuado como local en el mismo encuentro.

De Cano a Valbuena, ambos formados en la cantera del Real Madrid. El Albacete prolongó el hábito de cambiar al portero y su rival, tres cuartos de lo mismo: de Leiva a Jauregi. El tolosarra sí se afianzó en el arco posteriormente, al tiempo que el Alba llegó a ponerse en manos del internacional argentino Roa. A ninguno de ellos fue capaz de batir un futbolista del Córdoba en esos cuatro años en Segunda.

En el ejercicio 01-02, el debate de la pizarra estuvo protagonizado por Paco Herrera y Crispi. El primero dio la titularidad al cordobés Toril y el segundo propició el retorno de Berges, fichado por Gómez a bombo y platillo. Tras gozar de cinco minutos ese día, el oro olímpico sólo participó en dos jornadas más. Años después fue el técnico del filial, y se marchó entre sombras.

El precedente data del 16 de noviembre de 2002, en una temporada que puso al Albacete en Primera. La batalla táctica planteada por César Ferrando -tras el ascenso fichó por el Atlético de Madrid; hoy sufre al frente del Nàstic- e Iosu Ortuondo acabó en 0-0, claro.

No se han envuelto a encontrar, porque el descenso a Segunda del Albacete coincidió con el del Córdoba a Segunda B. Cinco años y medio después se retarán de nuevo con media vida en el escaparate.