Fútbol l Tercera División

Cuando todo viene mal...

  • El Pozoblanco pierde comba con los puestos de 'play off' tras no pasar del empate ante un Dos Hermanas ultradefensivo · El colegiado anuló un gol legal a Aguayo

La fase de ascenso está hoy un poquito más lejos de Los Pedroches que ayer. Todo porque el Pozoblanco fue el único de los candidatos al play off -el Villanueva sigue dentro pese a caer en Cádiz- que no sumó los tres puntos esta jornada. El Dos Hermanas salió indemne del Municipal en un partido en el que el equipo vallesano se pasó 96 minutos en el área rival y tuvo ocasiones para reventar ante un cuadro nazareno que, por no estar, no estaba ni bien colocado en su parcela defensiva.

Hasta una docena de ocasiones claras tuvo el bando vallesano y, lo que es el fútbol, haciendo todo esto pudo hasta perder en el 96'. Curro imitó al mítico Cardeñosa fallando a puerta vacía y sin portero la última ocasión del partido. Seguro que el delantero del Dos Hermanas debió pensar que, si marcaba, estaría cometiendo la mayor injusticia vivida en el fútbol, pues pocas veces un equipo tuvo tanta mala suerte -o tan poco acierto, porque los delanteros locales fallaron todo los que le llegó- como el Pozoblanco.

Además de todo esto, el partido tuvo su dosis de polémica, pues el árbitro anuló a Aguayo un gol que parecía legal. Los jugadores del Pozoblanco lo estaban celebrando mientras que los del Dos Hermanas lo lamentaban... Y, de pronto, alguien se percató de que el asistente tenía la bandera levantada y no se movía. Fuera de juego de Aguayo.

No fue lo único que se le recriminó al trío arbitral. También se pidieron tres penaltis, que parecieron todos. No hubo expulsiones porque el árbitro le perdonó la segunda amarilla al local Isidro y al visitante Álex.

Dicen que la suerte no existe en el fútbol. Sin embargo, hay veces donde la fortuna manda. Lo que son las cosas, el Pozoblanco lleva dos partidos jugando bien y sin ganar, cuando antes ganaba jugando mal. Ayer mereció la victoria en un partido que tuvo de todo. Fue una historia larga que contar que arrancó con un tremendo chaparrón que hizo que los jugadores se pusieran como sopas en el inicio.

El Pozoblanco se fue sin paraguas a la portería rival. Salvo una mala cesión de Tato que a punto estuvo de aprovechar Curro, el Dos Hermanas no existió. El conjunto pozoalbense tuvo en Niño y Aguayo sus primeras ocasiones.

En el 24', Isidro cayó en el área y el colegiado no supo qué pitar. Le sacó amarilla a Isidro por tirarse en un penalti que fue de lo más claro. Luego, le perdonaría la expulsión en una falta que era casi de roja directa. Compensación.

A los 35 minutos, una carga de Tato a Curro no fue señalada al ser dentro del área. Era el segundo penalti que no pitaba un colegiado que luego dejaría otro sin señalar sobre Pedro Curtido.

El Pozoblanco era un vendaval. Tato, Isidro, Niño y Aguayo iban intercambiándose las ocasiones como cromos. En la segunda mitad, el Pozoblanco soltó la ropa mojada y se puso otro mono de trabajo, incluso más fuerte. Salió Rubén Ferradas, que poco después no encontró portería con su cabezaza. Dos minutos después fue Curtido el que, con toda la portería para él, la echó fuera. Era un querer y no poder.

Pero cuando quedaban 20 minutos, el campo estalló de jubilo con el gol de Aguayo. Júbilo que se convirtió en rabia cuando el árbitro lo anuló. De ahí hasta el final se sucedieron más y más ocasiones, pues el Dos Hermanas le daba al Pozoblanco todo el campo.

Al final, enfado de la parroquia con el árbitro, que al entrar al vestuario le dio un beso al línea que anuló el gol. Una anécdota más, como cuando en la primera parte saltó un perro al campo. Ayer, los jugadores del Pozoblanco fueron bravos, lo dieron todo, pero lleva cuatro partidos sin ganar y ya sólo quedan cuatro para terminar. El play off está muy caro.

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