Córdoba - Sporting · la crónica

Un viaje de ida y vuelta (2-2)

  • El CCF pierde dos puntos en el minuto 90 de un duelo en el que, sin ser mejor, pudo sentenciar poco antes del empate final en una contra mal resuelta por Uli. El Sporting mereció el premio.

Viajar en low cost tiene diversas consecuencias. La primera y principal es que uno acepta desde el primer momento correr con una serie de obligaciones: no sobrepasar las dimensiones en el equipaje, llevar sólo un bulto en cabina, aguantar una retahíla de ofertas durante el vuelo, imprimirse su propia tarjeta de embarque... Son todo ventajas dentro de un precio tremendamente reducido... hasta que llegado el día de visitar el aeropuerto, ya cuando el tiempo te come y uno empieza a no dar pie con bola, la impresora se queda sin tinta para poder cumplimentar los trámites. Es un golpe bajo que provoca nervios en el personal porque el peaje es tan caro que toda solución que aparezca es buena. Hay que imprimir como sea, da igual si es en una farmacia de guardia o un 24 horas. Molesta, pero es así. Lo cierto es que, ajustado a ley, es lo que hay. No hay nada más justo porque todo está escrito de antemano. Y a eso hay que atenerse. 

Cogiendo este ejemplo tan volátil, explicar lo ocurrido ayer en El Arcángel es relativamente sencillo. El CCF es una aeronave con un notable piloto y una tripulación convencida al cien por cien de lo que hace, agarrada a su espíritu competitivo para seguir volando, aun cuando el nivel de combustible merma de forma considerable. Es un avión de bajo coste que no hace más que ganar adeptos porque ofrece muchas más ventajas que inconvenientes, aunque últimamente éstos se acumulen cuando uno está ya a punto de ocupar esos asientos de ancho especial que dan un plus de comodidad para viajes más o menos largos. 

ste domingo, el equipo de Pablo Villa vio cómo le impedían montar su maleta con los tres puntos cuando ya estaba en las escaleras a pie de pista. Era una ventaja inmerecida, porque no había cumplido con lo pactado en el papel. Le faltó empaque en muchos momentos para amarrar un choque en el que, sin ser mejor, estuvo a punto de lograr el objetivo. Lo impedió el personal de un boeing al que le falta rodaje para ser todo lo poderoso que se le presupone por el nombre de sus tripulantes, pero que tuvo que esperar a un favor del enemigo para tomar un poco de oxígeno a orillas del Guadalquivir. De otra manera, hubiera sido misión imposible, aunque su campaña de captación fue mucho más convincente. 

Villa dio continuidad al grupo que tan bien había rendido en el último viaje, camino de tierras murcianas. Sólo cambió en el ala derecha, con la inclusión de Iago Bouzón por un Janse que no termina de adaptarse al estilo de la zona, y un Pedro que, en función de su rendimiento, ha pasado de ser transferible en verano a poco menos que intocable. La otra novedad estuvo en la referencia, esta vez forzada por la baja por lesión de Xisco, relevado por Strahman. 

Con esos argumentos, el CCF salió con bríos, empujado por la afición en la cita del año hasta la fecha, pues habrá más en el futuro. La movilidad entre líneas de Pelayo, y la buena conexión entre Iago y Pedro volcaron el juego hacia el perfil derecho. Eso, cómo no, hizo que surgieran agujeros en la retaguardia, aprovechados por el incisivo Isma López y Canella. Ambos se fabricaron un par de acciones que, al margen de la colaboración de Saizar -manos blandas en el arranque-, metieron el miedo en el cuerpo a más de uno. Porque lo único claro que se veía en el ataque local era la estrategia, que casi da dividendos a Fran Cruz antes de que otro saque de esquina originara el dudoso penalti del 1-0. 

El tanto dibujó un panorama diferente. El Sporting dio un paso al frente, empezó a tener más el balón y se encontró con un rival que empezó a ceder metros para minimizar los espacios atrás. A la contra, Pedro se fabricó un jugadón que no halló la escuadra por un pelo antes de que empezara el festival Saizar. El vasco desvió primero un testarazo del pichichi Scepovic y luego un zurdazo de Lora. Era el peor momento del Córdoba, sin aire en el centro del campo, incapaz de salir de la cueva, partido y perdido. Todo, coincidiendo con la lesión de Pelayo y la salida al terreno de juego de Luso, lo que lejos de arreglar el desaguisado, lo complicó todo aún más. Carmona vio de cerca una mano salvadora de Saizar antes de que Isma López fallara un gol cantado en la boca de gol, topándose con el larguero. 

El intermedio debía servir a Villa para ajustar piezas, pero la primera jugada ya evidenció que no sería fácil, pues Isma no tardó en volver a coger la espalda a Bouzón para inquietar a Saizar. El Sporting apretaba de lo lindo y Carmona, al límite del fuera de juego, sacó astillas del poste izquierdo, algo que repitió Scepovic acto seguido, encontrándose esta vez con Saizar. Al CCF le faltaba salir con más frecuencia, dar un susto para tomar aire. López Silva lo intentó sin suerte antes de que los cambios metieran a los asturianos en harina. El empate no tardó en llegar, si bien la respuesta local frenó cualquier atisbo de euforia gijonesa. Quedaban diez minutos y había que aguantar como fuera. Estaba todo listo para volar cuando Uli se chupó una contra con López Silva sólo para empujar. Sin tiempo para lamentos, los visitantes igualaron. No había tiempo para más. Ni siquiera para imprimir esa tarjeta de embarque que te lleva al cielo...

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