Balonmano l Territorial Juvenil Andaluza

El triunfo más inesperado

  • El Cajasur juvenil consigue el segundo título andaluz del club granate gracias al trabajo de un equipo que creció desde la humildad hasta convertirse en campeón

Cuando una camiseta está impregnada de la esencia ganadora, del espíritu de campeón, todo es posible. Sólo así se explica el título andaluz del Cajasur, el segundo en la historia del club granate tras el logrado en 2006.

El éxtasis vivido sobre la pista de Las Margaritas fue sólo el epílogo a una temporada en el que muy pocos apostaban por el juvenil granate. Tras el título nacional que la talentosa generación del 89 -campeón autonómico en 2006 y segundo en 2007- obtuvo el pasado mes de mayo en Vista Alegre, el que más y el que menos afrontaba un año de transición, pero los acontecimientos desbordaron cualquier previsión. El triunfo ante el Ángel Ximénez convirtió al Cajasur en rey de Andalucía con una jornada de adelanto, alargando la ya extensa lista de títulos granates.

"Con trabajo todo llega", dice Pepe Morales, entrenador de un equipo que ha rendido incluso por encima de sus propias posibilidades. De hecho, el propio técnico encierra una historia que resume el crecimiento acelerado del equipo. Tras seis años estudiando en Madrid, Morales se reintegró al club el pasado verano con la complicada misión de entrenar a un equipo que no había cosechado resultados brillantes en categorías inferiores.

La generación del 90 fue cuarta de Andalucía en infantiles y no llegó ni a la fase final en cadetes, pero el trabajo y la mezcla con los mejores jugadores del 91, de primer año pero con mayor clase, hizo el resto. "Al principio no se apostaba mucho por nosotros, el título no entraba en ningún cálculo, pero yo trabajo para ser campeón", dice Morales, convencido de que éste "es un título conseguido a base de trabajo".

Ésa es la clave de este Cajasur, un equipo sin estrellas, sin individualidades como Padilla o Julián, pero con jugadores capaces de cumplir su misión en un bloque perfecto. Hombres de talento como Carlos Molina o Diego Delgado se mezclaron con la labor sorda de otros jugadores hasta forjar un equipo campeón, "aunque al principio no sabíamos cómo iba a salir el cóctel".

De hecho, Morales no oculta que "no somos un equipo especialmente listo, pero sabemos aprovechar lo que tenemos". "Siempre hacemos lo mismo, automatizando los movimientos para que no se noten nuestras carencias", apunta el técnico, "pero explotamos al máximo lo que sabemos hacer". Así, y a falta de la brillantez de sus predecesores, el Cajasur campeón de Andalucía enarbola las virtudes de la paciencia y la perseverancia.

Y todavía tiene margen de mejora. "Llevamos ocho meses entrenando y hemos sacado prácticamente todo lo que tenemos, pero todavía quedan cosas por mejorar", apunta Morales. Una mayor continuidad en el juego y más velocidad en la transición ofensiva son los nuevos frentes abiertos con un claro objetivo: el Campeonato de España. Sería el escenario perfecto para mostrar el crecimiento de un equipo que, pase lo que pase, ya es parte de la historia del Córdoba BM.

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