Lucena-granada 74 · la crónica

La tormenta se vuelve un huracán

  • El Lucena cede su tercera derrota consecutiva y se queda a un punto del 'play out' · Un tanto a los 37 segundos y la roja a Luija marcan la debacle

Cuando uno recibe un gol a los 37 segundos de partido, la culpa es de todos menos del entrenador. Da igual si en el banquillo se sienta Antonio Montero, Juani o Antonio Gutiérrez. El Lucena tiene un problema mayor que ver quién dirige su camino desde la banda. El cortocircuito está en la cabeza. Ya sea por falta de concentración o de confianza, los jugadores no dan pie con bola. El sistema defensivo hace aguas por todos lados y el engranaje ofensivo lleva ya más de una jornada gripado. Y encima ambos siguen perdiendo efectivos. Si Anderson Costa se fue la pasada semana, Carlos Lorenzo lo hará ésta. Sólo así se explica la situación actual del equipo, inmerso en una recesión que lo ha llevado hasta el puesto decimocuarto, con sólo un punto de colchón sobre la plaza de play out que ocupa el Granada y tres con la zona de descenso. Ni los más pesimistas del lugar podían imaginar algo así cuando hace un par de meses el conjunto celeste soñaba con las cuatro primeras posiciones. Desde entonces, sólo cinco puntos -de 27 posibles- han caído en el zurrón de un equipo que lleva sin regalar un triunfo casero a su afición desde el 28-S. Quizás ésa sea una de las causas -sería injusto no meter aquí también la ola de frío polar- de que apenas 350 espectadores se dieran cita ayer en la Ciudad Deportiva. Una cifra rácana para Tercera, ridícula para Segunda B, con la que tienen que luchar los actuales rectores.

La derrota ante el Granada 74 se explica en dos instantes. El primero es el que tardó Juan Moreno en decidir cómo batir a Toni García cuando sólo se llevaban 37 segundos de juego y muchos aún andaban preocupados de dónde dejar caer sus posaderas. Eligió un toque sutil que superó al meta y llevó el balón mansamente hasta el fondo de las mallas. El segundo fue la rabieta de niño pequeño que se agarró Luija cuando el árbitro no picó en su intento de provocar la expulsión de Juanma Ortiz, su ex compañero la pasada liga. Figueroa Vázquez le mostró la roja al malagueño. Y ahí murieron las opciones lucentinas de remontar un encuentro que el bando granadino encarriló haciendo lo justito: orden en defensa y desequilibrio en ataque. Lo justo para hacer enloquecer a su oponente, incapaz de hincarle el diente a un equipo que no había ganado en las últimas nueve jornadas. Los celestes ya llevan ocho.

Pese a todo, la mano de Juani se dejó ver. El Lucena recuperó su defensa de cuatro, con Babin en el lateral zurdo, lo que permitió a José Jesús Lanza recuperar su sitio en la medular. El otro beneficiado por el cambio de técnico fue Julio Pineda, elegido por primera vez esta temporada para ser la referencia ofensiva. Uno y otro pasaron con más pena que gloria por el partido de su reivindicación. El primero la pifió en la salida a la presión que originó el primer gol y acabó siendo sustituido para el último arreón local; el segundo mandó al limbo una ocasión clamorosa que ya se cantaba como gol en el minuto 92, cuando cabeceó fuera, solo en el área pequeña, un envío de Antonio.

Y es que el Lucena decidió morir matando. El tempranero tanto del 74 le obligó a dar el paso al frente antes de lo previsto. Y eso estuvo a punto de costarle caro en dos acciones consecutivas de Sergio Molina. Pero siguió con vida y pareció venirse definitivamente arriba con el golazo de Monteagudo. De hecho, al filo del descanso, Cabello tuvo el 2-1, pero optó por la definición errónea para llevar a la red un pase medido de Velasco que acabó en las manos de Darío. Ese aire de grandeza se quedó en los vestuarios. Tras el intermedio, Capa avisó con una volea lejana a la que respondió bien Toni García y Bordi inauguró su casillero de goles tras el enésimo despiste de la zaga lucentina. Juani se la jugó con la entrada de Troiteiro y Ocaña; lo que llegó fue el 1-3 de un Juan Moreno que ya había avisado minutos antes en una jugada calcada. Luego llegó el arreón final del Lucena, que bien podría haber dado resultado. Antonio probó fortuna con un remate que salió excesivamente cruzado antes de que Darío se encargara de dar emoción al último tramo del duelo con una pifia de infantiles. Cabello y Pineda la tuvieron, pero fallaron de nuevo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios