El Tau Cerámica se proclamó campeón de la Liga ACB por segunda vez en su historia, al derrotar merecidamente por el tanteo de 76-61 al Axa-FC Barcelona en el tercer partido de la serie final, todo ello presidido por un ambiente de una intensa emoción en la pista vitoriana y con Pete Mickeal como MVP de la serie final.

El Axa-FC Barcelona optó, de salida, por la altura en su juego interior, sobre todo a la hora de defender a Tiago Splitter, con Ilyasova -éste en el puesto de alero alto-, Jordi Trías y Kasun en su quinteto inicial. Pero sin resultados efectivos de salida.

Hubo muy malos porcentajes en el tiro a canasta por parte del equipo azulgrana en el primer cuarto, ya que los catalanes sólo fueron capaces de anotar dos puntos hasta el minuto 8 (9-2).

Sin embargo, un triple de Marconato casi sobre la bocina dejó el tanteador al término de los diez minutos iniciales en un 15-9 favorable al equipo baskonista.

Se puso a tres puntos el Axa-FC Barcelona tras una canasta de Pepe Sánchez en el primer minuto del segundo cuarto (16-13), ante la ansiedad y espesura que empezaba a apoderarse por momentos de los hombres de Neven Spahija después de la buena defensa realizada por el equipo barcelonista a partir del minuto 14.

Xavi Pascual implantó más tarde la consabida defensa en zona para tratar de frenar al Tau Cerámica, hasta conseguir recortar la diferencia (23-21, m. 16).

La inmediata reacción local la protagonizaron Will McDonald y Mirza Teletovic para colocar un 31-26 a menos de un minuto para el intermedio, al que se llegó con el mismo resultado.

Tras el descanso, Rakocevic cogiera la batuta ofensiva de su equipo, que tomó una apreciable ventaja (50-39, m. 26). La diferencia a favor de los baskonistas se mantuvo en los diez puntos al término del tercer cuarto (58-48).

Un 8-0 de parcial para el Tau Cerámica en el inicio del último cuarto, tras una canasta en contraataque de Planinic, un gran mate de Will McDonald, otra canasta de Mickeal y una más de Planinic, dejaron el tanteador en un 66-48 concluyente. Los cinco minutos finales transcurrieron bajo la euforia de la afición local, que ya se sabía campeona.