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La tarde más larga de Raúl

  • Navas fue el centro de atención durante un día y una noche duros · El portero no descarta adoptar medidas legales contra Badiola por sus acusaciones de amaño

Raúl Navas no pudo comer. No pudo casi ni dormir a gusto. Se sintió por una tarde muy larga centro de una polémica a nivel nacional en la que apenas pudo tener voz ni voto. Su figura, su honor y su profesionalidad fueron puestas en entredicho hasta desde Hong Kong (donde se encontraba el cerebro de toda esta trama casi policial, el presidente Badiola). La del lunes no fue, sin duda, la mejor de las tardes para el extrovertido meta del Córdoba.

La pesadilla comenzó poco antes del entrenamiento. Ya en el vestuario alguien le insinuó que Jesuli había dicho algo. Luego, mientras empezaba a ser requerido por los primeros medios locales, consultaba intrigado las páginas de El Mundo en las que se reflejaba el supuesto amaño en ese Málaga-Tenerife de la última jornada de la Liga anterior, que dio el ascenso al conjunto andaluz. En sus ojos brillaba un halo de estupefacción que ya no le abandonaría mientras respondía, uno a uno y pacientemente, a los plumillas que ya pretendían sus palabras con cierta exclusividad.

Pero la bola continuó. Badiola, presidente de la Real Sociedad, se reafirmaba en sus pretensiones e implicaba en Radio Marca a Raúl como uno de los cabecillas del tongo: "Me gustaría acusar directamente a un jugador del Tenerife, a Juanma, defensa, que fue la persona que lo organizó todo, y además decir que todos los jugadores del Tenerife cobraron y en particular el portero Raúl Navas, que ahora milita en el Córdoba".

Raúl salió del estadio y se fue a su casa aún sin saber lo que había dicho el vasco. Luego empezaron a llegarle llamadas desde las Islas Afortunadas. Con eso de la diferencia horaria apenas le permitieron almorzar. En Tenerife existía preocupación e interés morboso.

Los informativos y teletipos no paraban de añadir matices a lo que a primera hora de la tarde ya era un escándalo en toda regla. Por un lado, Jesuli -en una nota escrita con premura por su abogado- se desdecía a través de Efe ("esas manifestaciones son inciertas por cuanto se han sustraído de una conversación privada"); por el otro, la Federación se desentendía del asunto por considerarlo cosa juzgada.

Pero ni siquiera esos atenuantes le concedieron a Raúl el beneficio de la duda. Muchos foros pedían que se abriera una investigación. Hasta la CNN estadounidense hablaba de "corrupción en el fútbol español".

Navas, que ya debería estar en pijama al comenzar la madrugada, fue requerido por el periodista Agustín Castellote para participar, a nivel nacional, en su programa El Mirador (Punto Radio). Antes de intervenir tuvo que escuchar cómo el presentador hablaba de términos como "basura" al referirse al asunto. El futbolista reconocía, con voz ya gastada, que estaba siendo "un día complicado, una situación fuera de la realidad", y que estaba "afrontándolo como puedo". Al final tuvo que darle la palabra de honor a Castellote de que no había tenido nada que ver. Como el que acude a un confesor.

Pasó la noche, llegó la mañana. Un nuevo entrenamiento y un déjà vu prolongado y amargo. Dos medios volvieron a solicitar a Raúl y se originó una pequeña discusión al respecto. El gaditano no quería seguir prolongando el asunto indefinidamente. Al final se optó por que entrase, de manera extraordinaria, en la sala de prensa.

Compareció tranquilo. Incluso sonriente. Como si hubiera recobrado confianza y fe ante las cámaras explicó que su abogado "tomará las medidas oportunas", y que si Badiola no se retracta "habrá que tomar otras medidas".

Navas reconoció estar "indignado y cabreado, porque cuando te señalan con el dedo de una cosa que ni se te pasa ni por la cabeza, te puedes imaginar...". Se acabó la rueda de prensa con un "¿Alguna más?". El portero se incorporó y sus ojos dijeron por fin.

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