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El punto valía y se esfumó

  • El Córdoba resistió en el cuerpo a cuerpo · José González metió a Katxorro para contemporizar… y justo después llegó el 2-1 letal· El arrebato final no funcionó

El partido de ayer fue el que todos esperaban, con un Sporting echando leña a la hoguera y un Córdoba serio a la espera de su oportunidad. El gol de Asen llevó a pensar en la machada en El Molinón, pero el conjunto asturiano remontó en dos acciones al límite del reglamento. El 2-1 se produjo, precisamente, cuando José González metió a Katxorro para dar una pausa al encuentro. Ya con desventaja en el marcador, en los últimos diez minutos, el conjunto blanquiverde se volcó. Pero la acumulación de hombres arriba no sirvió para pescar algo.

Defensa

Había que estar concentradísimo desde el principio; sobre todo, al principio. El Sporting salió muy vivo, exponiendo el dinamismo de sus puntas: el tridente Pedro-Kike Mateo-Diego Castro es tremendo y Mate Bilic no se limitó a esperar remates en las inmediaciones de David Valle. Así, tanto Pablo Ruiz como Pierini alternaron el poderío en el juego aéreo con la capacidad para perseguir a los delanteros incluso lejos del área. Por su parte, los laterales tuvieron que estar muy atentos: Diego Castro es un especialista en tirar diagonales y trajo en jaque a Mario, al tiempo que Cristian tuvo que echar una mano a Rubén porque Sastre y Pedro se asociaron en la derecha.

Por lo demás, el Córdoba insistió con la técnica de no estirar las líneas, ya que las transiciones del Sporting son temibles. Acciari e Ito no perdieron el sitio y Asen y Arthuro no presionaron muy arriba. La segunda mitad fue más movida porque concentró los goles. El 1-1 fue el cruel castigo a una pérdida de Acciari en el pase. Canella fue ganando metros y pasó a Barral, quien explotó su frescura y ese metro ganado en posición ilegal para servir el empate a Bilic. El 2-1 definitivo llegó de repente, en un balón colgado a la frontal del área que Pierini no pudo conjurar en su pugna con Bilic. Luis Morán, otro suplente, pilló desprevenido a Rubén y soltó un latigazo mortífero.

José se la jugó con los cambios, retirando a un lateral (Mario) y al pivote más defensivo (Acciari). Así, Cristian Álvarez e Ito retrasaron su posición.

Ataque

El Córdoba sabía que iba a tener sus opciones en El Molinón. Fue amasando el encuentro lentamente, pendiente de un chispazo. En el primer periodo, el único capaz de meter una marcha más fue de las últimas jornadas, Guzmán. Asen y Arthuro hicieron trabajar a sus marcadores con sus continuos desmarques, siempre castigados con fuera de juego. Pero el mismo asistente que les amargó la tarde decidió no levantar el banderín en la arrancada de Barral en el 1-1. Es la "mala fortuna" de la que habla José. El tanto llegó gracias a la pizarra, adorada por González. Fue el típico córner inglés, con centro, toque y remate final.

Sin embargo, en un partido tan comprometido cuesta ganar. Así, una pifia de Acciari costó la igualada: tenía a Guzmán y a Mario en la derecha y se la dio a Canella. Ito, el mediocentro más habituado a fallar pases en el primer tiempo, dio uno perfecto a Asen… y el madrileño perdonó el 1-2. Una de las estrategias del Córdoba fue jugar con la desesperación del Sporting. Todos los jugadores visitantes ralentizaron la puesta en marcha del balón, sobre todo David Valle -se ganó una amarilla- y Rubén, en los saques de banda. La entrada de Katxorro en el 79' estaba encaminada a ralentizar aún más el ritmo y optimizar las posesiones, pero en ese mismo minuto marcó Luis Morán. Y entonces le tocó correr al Córdoba, incluidos los reservas Arteaga y Javi Moreno. El Sporting se atrincheró atrás y salió indemne de la avalancha.

Virtudes

El Córdoba nunca le perdió la cara al partido.

Talón de aquiles

Un par de desajustes defensivos echaron por tierra el buen trabajo del bloque.

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