Fútbol l Primera División

El principio del fin

  • El entorno del Barça coincide en que el club necesita una catarsis tras el fiasco

Ayer fue el principio del fin de una época en el Barcelona. La ciudad amaneció en llamas después de la caída del equipo azulgrana en la Liga de Campeones, y ya hay propuestas de nombres a sacrificar, mientras faltan sillas para sentar a los acusados. "Fin de ciclo": esa es la frase más repetida en el entorno -ese intangible que tanto influye en la vida del club catalán- para resumir la temporada más frustrante de la historia reciente del Barca. Mucha gente se siente engañada por un proyecto nacido para la gloria y que termina en el más rotundo de los fracasos.

El Barcelona perdió el martes por 1-0 ante el Manchester United en las semifinales de la Liga de Campeones y tiró la última oportunidad que tenía de conquistar un título esta temporada. Cierra así su segunda temporada consecutiva sin trofeos que levantar.

La temporada arrancó con aquello de los cuatro fantásticos, el apelativo atribuido a una delantera con Ronaldinho, Eto'o, Messi y Henry. La hinchada azulgrana se frotaba las manos soñando con espectáculo, con goles, con glamour y con títulos. Nada de eso hubo.

Joan Laporta, presidente del club, es el primer señalado por una hinchada que lo eligió como presidente hace cinco años, tras unas elecciones ganadas con mayoría absoluta. Pero los tiempos cambian. Y comienza a planear en el entorno la figura de una posible alternativa, la del carismático Sandro Rossell, ex vicepresidente hasta que renunció por diferencias con su hasta entonces amigo Laporta.

Dolió mucho en Barcelona ver cómo el presidente estrechaba manos en Manchester entre los aficionados antes del encuentro para esconderse después de la derrota, sin ofrecer declaraciones. Su imagen está cada vez más golpeada.

Frank Rijkaard es el segundo acusado. Es un secreto a voces que no seguirá la próxima temporada, a pesar de tener contrato en vigor. Toda la prensa da por seguro que Josep Guardiola, antiguo componente del Dream Team, será su sucesor. "No puedo decir me voy, otra cosa es que me digan que me vaya", dijo Rijkaard al término del partido ante el Manchester, como si ya supiera que estaba sentenciado.

Y luego están unos jugadores profundamente devaluados por lo que se ve y por lo que se sospecha; es decir, por su bajo rendimiento y por los rumores sobre un comportamiento poco profesional, con alusiones a salidas nocturnas y poco afán por entrenarse de algunos futbolistas. Se habla de una profunda limpieza, de despidos de jugadores como Ronaldinho, Deco, Márquez, Zambrotta, Thuram, Oleguer, Sylvinho, Henry y otros más. Incluso se habla de Eto'o, intocable hasta hace muy poco.

El Barcelona necesita un dinero que no tiene para acometer una profunda reestructuración, como exige su hinchada. Aspira a vender a buen precio a varios futbolistas, pero éstos se han devaluado. Una buena muestra es Ronaldinho: el Barcelona lo tasó en 40 millones de euros, pero el Milan, uno de los pocos clubes interesados por su fichaje, apenas daría 15.

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