Los que madrugasen un poquito el domingo para ver el Nàstic-Hércules seguro que no se arrepintieron. El choque resultó vibrante. Tensión, golazos, piques... dos rivales que buscaron morderse desde el primer minuto sin importarles en exceso guarecer su propio arco.

Cierto es que el primer tanto llegó muy pronto y eso facilitó el fútbol de ataque, pero a veces da gusto ver cómo enriquecen un resultado veintidós futbolistas que desean por todos los medios jugar al balón. Empates a dos como el del Nou Estadi merecerían mayor premio que un único punto a cada uno (y, por la misma regla de tres, igualadas a cero como la vivida entre Celta y Real deberían restar positivos a ambos contendientes).

no hay peor astilla que la del mismo palo

Rubén Castro se hizo futbolista en Las Palmas. Allí nació y de amarillo se viste su corazón. Sin embargo, el sábado no tuvo piedad ni consideración para los pío-pío. Metió el segundo tanto del Huesca -con el que está haciendo una gran temporada- y agudizó su crisis. Una racha que ha colocado a los grancanarios a un punto de los puestos de descenso. Ya saben lo que dicen: no hay peor astilla que la del mismo palo.

se aclara el asunto en el cielo y el infierno

Los dos primeros, Xerez y Salamanca, ganaron por diferentes vías (unos remontaron ante un buen Elche y los otros en el último suspiro frente al timorato Córdoba). El tercero en discordia, el Zaragoza, ya aventaja en cuatro puntos al quinto. Eso por arriba. En la zona abisal, Sevilla Atlético y Alicante siguen acumulando méritos para dejar de ser equipos profesionales la temporada que viene. Cada vez empieza a resultar más fácil vencerles.

el murcia, el peor fuera de casa en esta década

El proyecto pimentonero, capitaneado por Clemente, sigue mal. A estas alturas no ha cosechado ni un punto a domicilio. Sólo el Écija de la 96-97 iguala semejante dato. Samper respalda a su técnico. Aún.