Córdoba - xerez · el otro partido

La locura del 12-12-2012

  • Miles de aficionados colapsan las taquillas nada más acabar el encuentro para sacar los suplementos para el partido de Copa ante el Barcelona · Muchos de ellos abandonaron la grada antes para hacer cola

Si alguien tenía alguna duda de que El Arcángel se llenará para ver al Barcelona, ayer quedaron solventadas todas. Las siete taquillas habilitadas para la venta de suplementos quedaron colapsadas nada más acabar el encuentro ante el Xerez, con miles de abonados que inundaron toda la explanada de acceso al fondo norte. Las entradas volaron durante largas horas bajo temperaturas gélidas, pero ni el frío ni los precios impidieron que una masa se lanzara a por el tesoro más preciado en los próximos diez días.

Porque pasaban cansinamente los minutos de la segunda parte y la grada de El Arcángel, sobre todo en ciertas zonas de la preferencia y los fondos, comenzó a tener unos extraños huecos. El partido mantenía la incertidumbre en el resultado, con la emoción como único aliciente en una noche fría, desagradable y, sobre todo, soporífera. Pese a eso, pese a que el CCF se jugaba tres puntos muy necesarios y a que todavía quedaban minutos por delante, cientos de socios blanquiverdes decidieron perderse el final del partido para hacer cola en las taquillas del estadio. Y todo por una entrada para el choque de Copa ante el Barcelona, la cita que a doce días vista ya acapara todo el interés del universo cordobesista.

Porque por mucho que Berges se esforzara durante la semana en aislar al equipo y centrarlo en los dos partidos de Liga que tenía por delante, parece que ni los jugadores ni la afición le hicieron mucho caso. Los futbolistas siempre tendrán la coartada del cansancio después de una semana intensísima en lo físico y en lo emocional. Sólo con esa excusa se les puede perdonar el tostón que se marcaron ante el Xerez, un partidito soso, sin chicha ni limoná. O eso o es que ellos también están pensando en el Barcelona.

Los que sí estaban ya pensando en ese partido eran los socios que pasaron de ver los últimos minutos. De hecho, una hora antes de que acabara el pleito ya había gente haciendo cola en las taquillas, y las líneas se fueron alargando a partir del minuto 70, cuando las hileras en los vomitorios fueron tomando un mayor caudal. Los primeros de la fila obtuvieron su premio antes de que los nervios empezaran a acumularse. Algún fallo de los ordenadores y la parsimonia del pago con tarjeta hicieron que la cola más rápida fuera la del pago en efectivo, que despachaba entradas a un ritmo frenético.

Dentro, junto con el personal de taquillas, la plana mayor del consejo seguía las incidencias de la venta como un gabinete de crisis con el presidente Carlos González a la cabeza. Puede que se estuviera frotando las manos ante el dineral que va a caer en las arcas, pero seguramente también se daría cuenta del enorme reto que la organización del encuentro va a suponer para un club con una estructura tan endeble en muchos aspectos. Ya se sabe que los grandes desafíos sacan a la luz las grandes vergüenzas.

Preferencia baja agotada en un par de horas, miles de entradas vendidas... Las taquilleras hacían especial hincapié en que el día del partido había que llevar el carnet y el suplemento, las dos cosas, pero el dinero seguía fluyendo. Familias enteras, grupos de amigos, socios de toda la vida, jóvenes con la inmensa suerte de poder ver al Barcelona en directo... "Me parece un buen precio para los socios. El que quiera ver al CCF puede venir cualquier domingo por 13 euros. El que quiera ver al Barça, que lo pague", decía un abonado orgulloso de poder llevar a toda la familia al partido. "Mira la cola que hay, así que no serán muy caras", decía otro socio mientras abandonaba las taquillas. Y las colas seguían allí.

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