Levante-córdoba · la crónica

El límite de lo soportable

  • Los blanquiverdes terminan un 2008 de despropósitos de la peor manera: 3-0 · La primera parte resultó esperanzadora hasta la roja al meta Raúl Navas · El Córdoba terminó con nueve sobre el campo

La sangre que brota y brota es tan roja como la camiseta de David Valle, hecha jirones. El Córdoba, roto, vilipendiado por el infortunio, necesita las vacaciones para lamerse las heridas. Está negado. 2008 ha traído tantas decepciones que alcanzan el límite de lo soportable para el ser humano. El efecto revulsivo de Juan Luna Eslava se ha esfumado con dos derrotas en la despedida del año: una en casa, bajo un diluvio aprovechado por el Rayo, y otra a domicilio, pese a comenzar con brío ante un Levante de circunstancias. El castillo de naipes se derrumbó al filo del receso, cuando un renqueante Raúl Navas tocó el balón con las manos en la frontal. La expulsión, muy dudosa, fue la primera de un equipo que en ese preciso y decisivo instante se encomendó a Valle, incapaz de detener un obús de Rubén Suárez. Luego llegó la segunda amarilla a Ceballos, en el penalti del 2-0. Y el 3-0, en plena debacle. Con nueve, otra vez con Hevia Obras como testigo, el conjunto blanquiverde se fue con la cabeza gacha, desolado. Hundido en la miseria que a veces entraña el fútbol; tan hermoso antaño, tan mezquino ahora.

Cristian Álvarez perdonó la vida al Levante en el arranque, y además por partida doble. Sólo habían transcurrido 20 segundos cuando el argentino, desmarcado en el segundo palo, pifió en un voleón tras un centro de Rubén. Poco después, otra llegada por la izquierda, con pase raso de Arteaga, fue desperdiciada a causa de un zurdazo mordido desde la frontal. Por si fuera poco, Cristian habilitó a Javi Flores en el minuto 4, pero el disparo cruzado del canterano, llegando con ventaja en carrera aunque algo escorado, salió tan desviado que se perdió por la banda.

El inicio del partido en el primer desplazamiento bajo la batuta de Luna Eslava tuvo poco que ver con los últimos viajes con José González en las plazas delanteras del autocar. El Córdoba se dejó la timidez en la caseta y empezó mandando, abriendo a las bandas en campo contrario, pisando el área. Arteaga, sin duda liberado por el cambio en el banquillo, probó fortuna un par de veces. Asen se movía y Yordi iba al choque; cada uno a lo suyo.

Mientras, el Levante trataba de coger el ritmo con cierto tembleque, inseguro atrás y sin mando en el eje. Su tarjeta de presentación fueron los disparos de Xisco Nadal, Rubén Suárez -el gran peligro azulgrana en ausencia de su pichichi, Geijo- y Jorge Pina, éste solo en la frontal a la salida de un córner (esos detalles…). Hasta que, en el minuto 20, Xisco se desembarazó de Rubén y soltó un zapatazo que obligó a Raúl Navas a meter la mano abajo, a pie cambiado. El balón quedó suelto en el área y el portero tuvo que reaccionar, presto, para impedir que Álvaro del Moral o Jorge Pina remacharan. El gaditano evitó el gol, pero no salió bien parado: tuvo que ser atendido en el pie izquierdo y se quedó cojeando ostensiblemente.

El Córdoba, aletargado tras su fulgurante arranque, retomó el pulso con una magnífica maniobra de Asen: bicicleta a Ángel y zurdazo ajustado al palo largo. Mora se arrojó al césped para blocar una falta lanzada por Cristian Álvarez y peinada por Yordi, y Cerra aguantó de pie ante Arteaga en un uno contra uno en el área. Definitivamente, los visitantes habían vuelto a enchufarse.

Como había previsto Luna Eslava, el encuentro era de ida y vuelta, con fases de dominio alterno. Lo mismo se veía un tiro desde la frontal de un pivote de cerca de dos metros (Iborra) como la enésima apertura de Javi Flores hacia Arteaga, con centro atajado por Mora. Otro envío de Asen, con todos sus aliados en la vanguardia a la expectativa, resultó errático. Álvaro del Moral testó el estado de Raúl Navas -Pierini sacaba de puerta por él porque el pie le seguía doliendo- con un derechazo desde la media luna y Xisco Nadal, dentro del área tras tirar un buena pared con Del Moral, también lo intentó.

El percance de Navas era un filón. Y el Levante lo explotó al borde del intermedio, ya pasado el minuto 47. El portero, inseguro por su tara física, dudó en un balón largo hacia Álvaro del Moral, midió mal el bote y tocó la pelota con las dos manos sobre la raya, quién sabe si un milímetro dentro o fuera del área. La expulsión conllevó una papeleta para David Valle, debutante en detrimento de Yordi: Rubén Suárez disponía de un libre directo con un tufillo muy desagradable. Y el guardameta ni la vio.

Un gol menos y un jugador menos, en concreto el supuesto artillero por antonomasia, Yordi. Así afrontaba la segunda parte un Córdoba muy herido por esa sucesión de acciones adversas. No obstante, los dos primeros acercamientos fueron suyos, con sendas faltas colgadas por Cristian Álvarez. Pero estaba expuesto a las contras del adversario, y los errores se pagan caros. Ceballos se comió un amago de Álvaro del Moral y le arrolló, ganándose el penalti y una segunda amarilla que Hevia Obras pasó por alto. "Ya es bastante castigo para este pobre equipo", debió de pensar el colegiado. Rubén Suárez agarró el esférico y lo depositó en las mallas con un toque raso y colocado con el interior, inalcanzable para David Valle a pesar de que éste adivinó la trayectoria.

El Córdoba tiró de orgullo para mantenerse de pie. Asen se hizo sitio y mandó un zurdazo raso a las manos de Mora. Ceballos profundizó, sin éxito, antes de marcharse a la ducha por la cartulina que antes le habían perdonado: el lateral diestro cortó un avance de Jorge Pina y Hevia ya no tuvo compasión de él.

2-0 y con nueve a falta de media hora. El panorama era desolador. Y el desenlace estaba tan claro que Luis García Plaza se permitió el lujo de dar la alternativa a un juvenil, Marc Mateu, en un doble cambio junto al incisivo Adrián Martín. Por su parte, Luna Eslava recurrió a Guzmán, condenado a comerse toda la banda derecha tras suplir a Cristian.

Hevia Obras volvió a sacar su desconcertante perfil clemente para obviar la segunda tarjeta a Gaspar, quien zancadilleó a Rubén Suárez cuando éste se disponía a encarar a David Valle -en el descuento también pasó por alto una patada a destiempo del central a Adrián Martín-.

Tres paisanos se asociaron en el tercer y último cambio blanquiverde: Luna quitó a Javi Flores para meter a Pepe Díaz. Era la última vía en busca de una sonrisa, aunque fuera engañosa. Sin embargo, llegó el tercero, desde la derecha: pase de Álvaro del Moral y remate de Adrián Martín. Y el casi cuarto, desde la izquierda: asistencia de Ángel y golpeo de Del Moral, quien se quedó con las ganas de estrenar su cuenta.

El Córdoba, destrozado, era un coladero. En un alarde de amor propio, Rubén conjuró el 4-0 a los pies de Adrián Martín y no cejó en su empeño de incorporarse al ataque. Un tiro de Ángel que rebotó en Pierini estuvo cerca de irse adentro en el colmo de las desgracias. Esto es una agonía infinita.

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