Unos dirán que es tosco, otros que sus métodos son caducos. Unos le acusarán de llevar dos años parado, otros que sus últimas experiencias no fueron fructíferas. Pero lo que nadie discute es que Antonio Gutiérrez tiene el carácter y la experiencia necesarios para dar la vuelta a la situación en la que se ha metido el Lucena. El técnico sevillano debuta hoy en el banquillo celeste con la intención de romper la racha de nueve partidos sin ganar que ha conducido al conjunto aracelitano al vagón de cola de la clasificación. El estreno le llega en El Puerto, donde le espera un enemigo sumido en una crisis deportiva e institucional, un Racing que todavía no ha regalado un triunfo a su afición, algo que lo tiene condenado a la penúltima plaza de la tabla.

Antonio Gutiérrez ha recuperado en apenas unos días todas las sensaciones que dos años en el paro le habían hecho olvidar. El martes fue presentado como sustituto de Antonio Montero y esa misma tarde ya hizo ver a sus nuevos jugadores qué quiere en el campo. Dos horas de reunión para poner puntos en común, que han dado paso a cinco sesiones de trabajo -los dos primeros días el grupo se ejercitó en mañana y tarde- que le han permitido conocer los mimbres con los que cuenta. A 14 de ellos ya los conocía, pues el pasado domingo tomó buena nota de sus evoluciones ante el Granada 74 (2-3) en las gradas de la Ciudad Deportiva.

De momento, su principal objetivo es reducir la sangría defensiva del equipo. El Lucena ha encajado nueve goles en los tres últimos encuentros -todos, cómo no, saldados con derrota-, citas en las que apenas ha podido celebrar dos tantos. Por eso, Gutiérrez parece decidido a recuperar el dibujo táctico que tan buenos resultados le dio en su brillante primera etapa en el Villanueva. El entrenador celeste ha ensayado con una línea de tres centrales que podría estar formada por Sergio Bustos, Antonio y Rubén García. Además, Babin ocupará el lateral derecho por la ausencia del sancionado Luija. Arriba, Velasco y Cabello -los que firmaron el 0-2 de la pasada campaña que selló la salvación lucentina y cerró la era Orúe- tendrán toda la responsabilidad ofensiva.

En el Portuense, todo son problemas. La dimisión de Manuel Lores ha dejado un vacío de poder en el club, inmerso ya en un proceso electoral para elegir nuevo presidente. A eso se une la mala trayectoria deportiva. El Racing es penúltimo, sólo tiene un triunfo (1-3 en Guadalajara) y, para colmo de males, en las últimas semanas ha perdido la contundencia defensiva de anteriores duelos. Porque ése ha sido su sustento, ya que entre los cuatro delanteros de la plantilla -los cordobeses Nacho Garrido y Andrés Armada entre ellos- sólo han conseguido tres dianas.