Balonmano l División de Honor B

La gran tarde de los Nachos

  • Los goles de Serrano y Vico conducen al Prasa a un claro triunfo ante el Bidasoa de Irún · Los vallesanos refuerzan su liderato tras las derrotas de sus perseguidores

El Prasa es una bestia con dos cabezas. Una pequeña para cuando juega con los equipos pequeños y otra grande para cuando se pelea con los bichos grandes. Ayer llegaba el Bidasoa, el segundo clasificado, pero menos mal que miramos la clasificación, pues si nos hubieran dicho que era de los de la cola nos lo hubiésemos creído. Fue el partido más sencillo de la temporada. Y eso que, al final, el Prasa tuvo piedad del Bidasoa, pues ayer ganó por siete y pudo ganar por el doble si los vallesanos no se relajan y Castillo no quita a sus titulares. Desde el bocinazo inicial, el Prasa se puso por delante en el marcador. No hubo emoción, pues a los 20 minutos ya ganaba por cinco merced a una defensa agresiva y a un ataque de fantasía, donde Nacho Serrano dio un recital.

El granadino debe ser de esos tipos que se cuelan como nadie en la cola de los puestos del pescado. Cuando los defensores llegaban a él ya estaba con el brazo armado y tirando. Hasta en inferioridad, el Prasa destrozaba al Irún, ese equipo delicioso cuando se llamaba Elgorriaga a mediados de los noventa. Ayer fue un fantasma vestido de amarillo.

Al descanso, el Prasa ya ganaba por siete y en la segunda parte fue nueve arriba durante mucho tiempo. Mucha culpa la tuvo Percin, quien ayer fue un portero de ocho piernas y ocho brazos. Lo paraba todo, menos los penaltis, pero para eso estaba Barrero, quien también tomó el protagonismo que el croata le dejó. Tal era la desesperación del Bidasoa que José María García le tiró el balón a la cara a Barrero en un penalti.

El Prasa llegaba y marcaba con facilidad. Si en la primera el mejor fue Nacho Serrano, en la segunda fue el extremo Vico, que ayer metía en la red todas las bolas que le llegaban. Al final, todo fue una fiesta donde el Prasa volvió a demostrar que es el mejor de la categoría con mucha diferencia. El Bidasoa hizo el ridículo más espantoso.

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