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Una generación para el futuro

  • La unión del grupo y la calidad de un once que juega de memoria hizo que el torneo se quedara hasta corto para España

Cuando la calidad y el buen ambiente se unen en un mismo grupo éste se convierte en invencible. Lo fueron comprobando los rivales conforme iban pasando por el rodillo hispano, un equipo imparable que llegó a la fase decisiva del torneo prácticamente lanzado e incluso pidiendo más guerra. España fue de menos a más en el campeonato que acabó con todos los fantasmas que perseguían al balompié nacional gracias a una generación de futbolistas con clara mentalidad ganadora en la que se han unido varios factores.

Uno de ellos puede estar en lo aprendido fuera. Nunca la selección había tenido futbolistas asentados en otras ligas importantes y la aportación de Fernando Torres, de Cesc, de Xabi Alonso... ha terminado de dar al equipo nacional esa dimensión ganadora que antes no tenía o que, al menos, se veía cohibida. La mayoría de estos futbolistas no vivió la final de Francia 84 y no conoce las grandes frustraciones del fútbol patrio. Es una generación que casi no recuerda la imagen de Luis Enrique llorando con la nariz partida por Tassotti en el Mundial de Estados Unidos 90.

Este equipo, además de tener un trato exquisito del balón, ha sabido buscar la fórmula para vulnerar la potencia física de alemanes, rusos o suecos. Llegaron de puntillas y se fueron creciendo conforme pasaron los partidos, con un punto de inflexión en la tanda de penaltis ante Italia y el paso de la frontera psicológica de cuartos de final.

Hubo una piña en el vestuario, sin Raúl se acabaron las vacas sagradas y las alineaciones por decreto y el equipo se soltó. Los jóvenes hicieron una roca de su relación con el maltratado seleccionador y éste fue fiel a sus ideas para recoger los frutos con -por qué no reconocerlo- algún golpe de suerte, siempre necesario en torneos como éste.

Los líderes se encarnaron en esta ocasión en muchos nombres y en diferentes puestos. Cada línea tenía su ídolo: Casillas, Puyol, Senna, Xavi, Cesc, Villa, Torres... Todos sumaron, no hubo envidias y eso era suficiente para que la calidad aflorara y todo saliera rodado.

Un grupo para la historia, una generación para el futuro. España se despojó de sus miedos gracias a un grupo de jóvenes al que se le vio disfrutar dentro del terreno de juego y que acabó la Eurocopa deseando que la fiesta siguiera, desafiando a un nuevo rival imaginario. Ya habrá momento de hacer realidad un nuevo sueño. En Suráfrica dentro de de dos años.

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