Natación

La fábrica de estrellas del Navial

  • La escuela del club de Vista Alegre pule con mimo chicos entre los 6 y 10 años

Rafa Muñoz, Belén Domenech, Paula Camino, Sergio Urbano... Todas las estrellas del Navial comenzaron en la escuela de natación... y las que están por venir, porque ésta es la auténtica fábrica de campeones del club de Vista Alegre. Algo más de 60 chicos y chicas entre los 6 y los 10 años se preparan para ser las estrellas del futuro en una de las mejores canteras de España, pero todo tiene su secreto.

El primer paso es la prueba de nivel, un test donde comienza la selección natural. "Depende de la edad a la que lleguen los niños", dice María José Cañete, una las técnicos del club encargada de los más pequeños de la casa.

"Si son pequeños buscamos que tengan dominio del agua, que salten sin miedo, que buceen bien y que tengan control de los pies, pero si ya son mayores con posibilidades de ser federados, buscamos que sepan nadar de verdad", apunta con seguridad la entrenadora del Navial.

El trabajo de la escuela es particularmente difícil porque tiene la difícil misión de mezclar el elemento lúdico del deporte con la detección de talentos para un club que tiene la calidad marcada a fuego en sus planteamientos. "Las sesiones no son de entrenamiento puro y duro", asume Cañete, compaginando las horas de piscina con juegos y actividades que motiven a los niños "para que sigan viniendo a entrenar contentos y con ganas. A esas edades se forjan mucho los grupos y si los niños encajan en el bloque y se lo pasan bien, seguimos adelante". Eso sí, a medida que los chicos crecen, el juego va desapareciendo y va ganando terreno la competición. El seguimiento individual de los entrenadores, la especialización en un estilo determinado y la búsqueda de la perfección toman el relevo tratando de compaginar el trabajo con la diversión.

"Evidentemente, cuando los niños entran en la escuela es porque les vemos algo", reconoce una de las encargadas de pulir a las jóvenes figuras del Navial, un grupo en el que curiosamente son mayoría las chicas. El primer escalón son los Juegos Municipales, donde los entrenadores siguen a los mejor dotados para dar el salto al primer equipo federado del club, el G1 en el que entran los niños y niñas de ocho años.

La selección no es sencilla. "La natación depende de muchos factores, tanto genéticos como ambientales, que hacen que el niño sea buen nadador o no", apunta María José Cañete, "aunque cuando entran en la escuela es porque ya les vemos algo". ¿Y qué se busca? Puede que las condiciones innatas de Rafa Muñoz no se aprendan por muchas horas que se echen en la piscina, pero el trabajo, la constancia y la responsabilidad pueden convertir a un chico o chica en campeón.

Porque el éxito es trabajo, y eso es algo que desde el club se pretende inculcar tanto a los jóvenes nadadores como a sus padres, responsables durante sus primeros años de que sean puntuales a los entrenamientos, que acudan con regularidad y que sean constantes en su esfuerzo. De hecho, cuando los técnicos detectan una perla en la piscina, los padres son los primeros en saberlo, conscientes de la responsabilidad que conlleva pulir a esa futura figura.

"Si tienen las condiciones básicas, saben competir y les gusta entrenar con constancia, se dan los factores que buscamos", señala María José Cañete. Así surgen las estrellas del Navial, un club que imprime a sus nadadores un fuerte sentido del bloque y de la competición... desde pequeños.

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