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Cuatro equipos y un gran destino

  • CSKA y Real Madrid pelean un puesto en la final del domingo

  • Fenerbahçe y Zalgiris, a por la otra plaza

Representantes de los cuatro equipos que disputan la final de la Euroliga posan en Belgrado con el título continental.

Representantes de los cuatro equipos que disputan la final de la Euroliga posan en Belgrado con el título continental. / ANDREJ CUKIC / efe

Cska Moscú-Real Madrid y Fenerbahçe-Zalgiris componen el cuadro de honor de la Final a Cuatro de la Euroliga. Son los dos grandes de Europa, frente a frente, y el vigente campeón europeo, el equipo turco, contra la cenicienta, el Zalgiris lituano. Cuatro escuadras con diferentes rasgos que pondrá a prueba qué estilo se proclama ganador.

El CSKA y Real Madrid, los dos clubes más laureados de Europa, están citados en Belgrado (21:00) para buscar una plaza en la final que pueda agrandar su ya extenso palmarés.

El equipo moscovita llega con las dudas de Nando de Colo y del pívot estadounidense Kyle Hines, aunque ambos, tras estar ausentes dos semanas por lesión, ya volvieron al equipo el pasado domingo en la liga rusa en la victoria del CSKA sobre el Parma Perm. De Colo anotó 17 puntos en 19 minutos.

El Madrid, que ha ido recuperando jugadores tras una temporada marcadas por las lesiones, tiene aún la duda de Facundo Campazzo, aunque el entrenador madridista, Pablo Laso, apuesta por su participación.

Será un choque de trenes entre dos de los mejores equipos del continente. Los rusos son unos especialistas en llegar a la Final a Cuatro, con 15 presencias en las últimas 16 ediciones, aunque con sólo tres títulos. Los madridistas, con cinco de las últimas seis, sólo consiguieron el de 2015.

CSKA y Madrid se conocen y se respetan. El equipo ruso se ha reforzado con dos ex madridistas: Sergio Rodríguez y Othello Hunter. Lo del canario está siendo de traca. Ha hecho olvidar a todo un ídolo en Moscú, Milos Teodosic, y con su juego, asistencias y puntos está siendo una pieza clave.

Hunter ha reforzado el puesto de pívot en un equipo que apuesta por jugadores no tan altos como otros, pero más rápidos, saltarines y efectivos. Aún así la prensa rusa señala que el poder de los hombres altos madridistas supera al de los rusos.

Los jugadores del Madrid no quieren repetir lo del año pasado en la semifinal ante el Fenerbahçe, en la que perdieron y dieron una mala impresión.

Por si fuera poco, los pupilos de Pablo Laso hablaron antes de su llegada a la capital serbia del hambre que tenían tras haber perdido los últimos títulos de Liga ante el Valencia y de la Copa del Rey ante el Barcelona.

En la otra semifinal se enfrentan el vigente campeón y la cenicienta que nadie esperaba (18:00), el Fenerbahçe turco y el Zalgiris lituano, uno de los más ricos contra uno de los más modestos. Zeljko Obradovic, técnico del Fenerbahçe, es especialista en esta fase final, como lo acreditan sus nueve títulos continentales con cinco equipos diferentes -lo ganó con el Partizán (1992), Joventut (1994), Real Madrid (1995), Panathinaikos (2000, 2002, 2007, 2009 y 2011) y Fenerbahçe (2017)-.

Sarunas Jasikevicius, técnico del Zalgiris, también conoce lo que es saborear las mieles del triunfo en la Euroliga con cuatro entorchados como jugador -Barcelona (2003), Maccabi (2004) y Panathinaikos (2009)-.

Precisamente en el Panathinaikos y en 2009 ambos coincidieron en el banquillo y en la pista. Ahora maestro y alumno aventajado se encuentran en el mismo lado de la línea de banda, pero en clubes adversarios.

El Fenerbahçe mantiene la base que el año pasado le permitió abrazar su primer título con alguna salvedad. Eso sí, el serbio Bogdan Bogdanovic y el pívot Ekpe Udoh se fueron a la NBA y, aunque los turcos tiene el dinero por castigo, no es fácil llenar esos huecos.

Los equipos turcos suelen bajar su rendimiento lejos de su feudo y, aunque Obradovic es un hijo predilecto de Belgrado y Serbia está cerca de Turquía, el Fenerbahçe deberá romper con esos tópicos e intentar revalidar título, que tampoco es fácil.

Sin grandes jugadores de relumbrón, el Zalgiris juega apoyado en el ídolo local, Paulius Jankunas, y en el base canadiense-esloveno Kevin Pangos. El liderazgo de ambos ha llevado al equipo ha rendir de un modo extraordinario.

Algunos americanos y jugadores lituanos no de primer rango internacional han conformado un plantel que Jasikevicius ha hecho jugar a su estilo y semejanza, no dando un balón por perdido, ni una situación, por mala que fuera, como abandonada.

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