Liga adelante

Te lo dice un hermano (0-0)

  • Los blanquiverdes se atascan ante un Recreativo más entonado. Alberto García fue el mejor de los locales, con paradas decisivas. Los de Paco ven comprometida su posición.

Tiene el Córdoba una buena fórmula esta temporada. Le viene sacando un rédito tremendo y resulta más que atractiva. Pero no es infalible. Sobre todo si se aplica sin la dosis de contundencia necesaria para que surta efecto. Los blanquiverdes hicieron ayer lo de siempre, pero de otro modo. Peor. Y como el adversario salió respondón, pues pasó lo que pasó. Los locales no perdieron su estilo, pero no ganaron el partido. El empate sin goles, el segundo consecutivo en Liga después del arrancado en el Nou Estadi de Tarragona, no causa un daño irreparable pero sí supone un trago agrio. Si el Almería de Lucas Alcaraz vence al Sabadell y el Depor puntúa en Las Palmas, los blanquiverdes cerrarán el año fuera de la zona de play off. Sería, desde luego, un aspecto más feo del esperado para un expediente que sigue siendo, pese a este último episodio, francamente lustroso.

El Córdoba suma, que es lo mejor que puede decirse de un encuentro cuyo envoltorio festivo -el clásico hermanamiento con el Recre, el buen recuerdo de la Copa ante el Betis, las fiestas navideñas...- acabó derivando en un concurso de muecas de tibia decepción. A nadie le pareció mal el reparto de puntos en el estadio ribereño, un recinto que sigue siendo un propicio caladero para el Recreativo de Huelva, que encadenó su séptima visita cosechando rentas. Los hermanos se pelearon sin hacerse mucho daño. Un punto para cada uno: un premio que ni eleva ni hunde a ninguno. Un resultado triste para un triste partido.

Salió el Córdoba con una actitud más apocada que en otras ocasiones. No hubo fogosidad ni prisas en la escuadra de Paco Jémez, que trató de conservar su personalidad ante un adversario que atraviesa una situación con más urgencias. Tuvo el cuadro anfitrión más el balón, sí, pero el uso que le dio fue vulgar y previsible. Cansino a veces. El toqueteo sin pegada fue la tónica de una primera parte muy poco atractiva, con mucha cautela y poca generación de acciones de ataque con peligro real. Llegaditas, escarceos y poco más. Trataron de alborotar el escenario hombres como López Silva, Borja o Patiño, cuya movilidad suele incomodar a los oponentes. Pepe Díaz percutió con su habitual contumacia. No hubo dejadez, pero sí falta de inspiración. El Decano se dejó hacer y confirmó, como era previsible -y como hacen ya muchos de los contrarios del Córdoba-, que había preparado una estrategia especial para sorprender a los blanquiverdes. Atrás, esfuerzo colectivo y marcajes severos. Arriba se encomendó a Asen, que fue titular por primera vez en la presente temporada en las filas blanquiazules precisamente en El Arcángel, su antiguo hogar, donde fue capitán y uno de los ídolos del último ascenso desde Segunda B. El veterano ariete, de 33 años, se alió con los impetuosos Sergi Enrich y Víctor Álamo para alterar a la retaguardia del Córdoba. Reclamó a los 8 minutos un penalti por una entrada de Gaspar Gálvez. A los 17, los onubenses levantaron de nuevo los brazos ante el árbitro después de una caída de Álamo ante el cruce de Fuentes. El canario Hernández Hernández dejó seguir.

Casi media hora tuvo que transcurrir para que el Córdoba ofreciera un testimonio de existencia en ataque. Un trallazo desde fuera del área de Borja García, después de una acción trenzada, salió junto al palo de Manu Fernández. A los locales les costaba un mundo franquear la línea de contención onubense, donde todos se aplicaban con solidaridad. Bonaque, soberbio, y el veterano Manolo Martínez mantenían el orden atrás. Matamala y Aitor, otros dos clásicos de la competición, también pusieron lo suyo. El Recre jugó sin sonrisas, con fe y constancia.

Después de que Alberto atrapara de forma acrobática un disparo de Manolo Martínez y despejara un bombazo de Aitor que buscaba la escuadra, el Córdoba volvió a encontrar en Patiño a alguien capaz de asustar. El madrileño se sacó un disparo a la media vuelta que rozó el palo. El intermedio tuvo sabor balsámico para el Córdoba, en el que Javi Hervás se ofrecía sin encontrar el modo de asociarse con los puntas. En el Recre, Javi Álamo se erigió en un incordio constante con las incursiones desde su banda.

Resultó el segundo acto más movido. Cuando un zapatazo de Aitor dejó temblando el larguero y al meta Alberto, que tuvo suerte de que el rechace de la pelota fuera a dar en su espalda, todo El Arcángel entendió que la tarde se había vuelto realmente complicada. El Recre sintió que podía hacer algo más y el Córdoba, ahí sí, comenzó a replicar. En esa lucha cuerpo a cuerpo pudo suceder cualquier cosa. Alberto García se puso la capa de superhéroe para abortar ocasiones muy claras de Enrich y Juan Villar. López Silva y Pepe Díaz también las tuvieron. Pero nadie logró culminar y al final, entre aplausos, todo el mundo se abrazó aliviado.

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