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Un desenlace cantado

  • Sergio Ramos vuelve a decidir con un gol en el alargue un partido que el Madrid perdía en el minuto 84

  • Récord de 35 partidos sin perder con Zidane

Otro testarazo de Sergio Ramos cuando el Real Madrid estaba a punto de pagar caro un exceso de confianza innecesario, en la lona por un doblete de Joselu que resucitaba la Liga, salvó el récord de Zinedine Zidane (3-2) y mantiene la ventaja de puntos antes de encarar el Mundial de Clubes.

El don de Ramos no es fruto de la casualidad. De nuevo se puso el disfraz de salvador en los últimos segundos de un partido que enloqueció cuando el Real Madrid le puso la intensidad necesaria. Tras volver a aparecer en el clásico con un gol salvador, repitió una jornada después para poner parches a un duelo repleto de errores madridistas.

El Real Madrid se desmoronó físicamente ante el Borussia Dortmund. Venía de grandes esfuerzos en partidos que consideró decisivos, como el duelo del Camp Nou. Esto, unido a la cercanía del Mundial de Clubes, invitó a Zidane a realizar rotaciones. Y se le fue la mano. Hasta siete de los once titulares eran caras nuevas.

Un partido que sobre el papel no debería de costar al conjunto madridista se le complicó. Acostumbrado a tener en Marcelo un puñal irrefrenable, en Modric al maestro de ceremonias y la BBC para decidir, renunciar a todo de golpe era un directo a la personalidad del equipo. Necesitaba nuevos líderes y apenas asomó Isco para asumir responsabilidades.

Con más peligro remató en menos llegadas el Deportivo. Borges fue el protagonista en dos acciones claves. La primera la sacó ágil Keylor Navas, cuando su compatriota tico se adelantó a la defensa tras centro de Albentosa. El segundo, un testarazo a falta de Colak, lo repelió el poste ante el nerviosismo del Bernabéu.

Nada cambiaba en la reanudación hasta que apareció Morata. De la nada hizo gol y abrió el partido. Era el minuto 50 cuando recibió en la frontal, se giró y su disparo con rosca fue imparable para Tyton. El Real Madrid tenía lo que buscaba y en vez de buscar sentenciar se echó a dormir.

Jugar sin la tensión necesaria en el fútbol de hoy en día se paga ante cualquier rival, por mayor distancia entre plantilla que exista. Gaizka Garitano lo vio y cambió su plan sobre la marcha. La entrada de Joselu era lo que necesitaba un Dépor que jugó sin miedo, arriesgó y recogió el premio.

Andone no tuvo ocasiones que rematar pero dejó un trabajo clave. De su presión nació todo y del exceso de confianza de Casemiro en una acción en la que cerraba y que tras salvar se complicó. Le robaron la cartera y Joselu resolvió con un zurdazo a la escuadra.

El delantero que competía con Morata en la cantera blanca volvía a casa tras crecer en Alemania para dejar atrás el sufrimiento de una lesión nada más llegar al Dépor. En dos minutos helaba el Bernabéu. Otro error, en esta ocasión de Ramos, provocó que Andone ganase la espalda de Pepe y su centro de nuevo lo rematase a la red el exmadridista.

Restaban 25 minutos para el final y al Real Madrid no le quedaba otra que el toque de corneta. El fútbol directo del Real Madrid y los excesivos metros que reculó el Deportivo planteaban un final de infarto. A seis del final, Mariano, con el hombro, remataba a la red un centro de Lucas Vázquez para convertir el mal partido en un mal menor.

Tyton realizaba dos buenas paradas y acababa estrellándose con el poste tras cabezazos de Ramos y Morata. Así llegaba el añadido y un córner. El desenlace parecía cantado...

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