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La "decisión" de Federer

  • Renunciar a la gira de arcilla este año y parar en la segunda mitad de 2016, las claves del resurgir del suizo

"Decisión" es una de las palabras que más se pronunció en relación con el octavo título de Wimbledon de Roger Federer. El camino que recorrió el suizo en los últimos 12 meses para poder alzar la copa en el césped del All England Club no fue para nada sencillo. Y hubo dos momentos especialmente delicados, dos instantes en los que se tuvo que sentar y pensar a largo plazo para poder estirar su carrera .

Tras caer en las semifinales de Wimbledon de 2016 ante Milos Raonic, llegó su primera gran decisión. Los problemas en la rodilla y en la espalda no le habían permitido llegar al cien por cien a su torneo favorito y resolvió poner fin a su temporada cuando restaban seis meses de competición. Adiós a los Juegos de Río, al US Open y al top ten de la ATP. Era una determinación complicada, pues suponía volver al circuito con 35 años y sin ritmo de competición tras la ausencia más larga de su carrera.

"Ese parón le ayudó a mirar todo desde fuera, le dio perspectiva de la situación", comentó su entrenador de siempre, Severin Lüthi. "Fue difícil, pero para mí fue increíble cómo se lo tomó. No miró nunca atrás y dijo por qué sabía el motivo por el que decidió eso. Desde el primer día estuvo muy positivo, diciendo y creyendo que podía volver más fuerte, mejor físicamente que nunca", afirmó.

Su regreso se produjo en enero en el Abierto de Australia. Allí, en Melbourne, empezó un cuento de hadas que siguió en Indian Wells, Miami, Halle y que escribió su último capítulo en Wimbledon. Cinco títulos en siete meses, con 31 victorias y sólo dos derrotas. "No es tan sencillo tomarse seis meses de pausa, estar medio año descansando y sin disputar un torneo. Eso no funciona para todos", comentó el checo Tomas Berdych, semifinalista de Wimbledon.

Federer aseguró que siempre confió en que competiría otra vez al más alto nivel. Pero que los éxitos llegasen tan pronto le sorprende incluso a él. "Sabía que algún día quizás podría volver a hacerlo bien, pero no a este nivel. Supongo que ustedes se habrían reído también si les hubiera dicho que ganaría dos Grand Slam este año. La gente no me habría creído si decía eso. Yo tampoco pensaba que iba a ganar dos".

La segunda decisión que tomó en el trayecto hacia su octavo Wimbledon llegó hace unos meses. Tras triunfar en Australia, Indian Wells y Miami, su cuerpo le pedía un respiro para poder llegar con garantías a la temporada de hierba. Así que se saltó toda la gira de arcilla, la superficie que más le costó en su carrera y la que más exprime físicamente a los jugadores. "Con este triunfo ahora todos piensan que fue la mejor decisión, pero nadie te garantiza que vayas a ganar", apuntó Lüthi, antes de destacar que la facilidad de Federer para moverse en el césped fue crucial. "La hierba es natural para él y además es un jugador que no necesita muchos partidos para encontrarse con la confianza al máximo. En un par de partidos hace click", añadió.

Ahora tendrá volver a tomar decisiones. El próximo reto de Federer es volver a ser número uno del ranking mundial, para lo que ve como máximo rival a Rafael Nadal. "Pero espero ser yo y no Rafa, porque para mí significaría mucho volver al número uno. Quizás sea una carrera de cuatro o de tres, o quizás de dos entre Nadal y yo. Voy a tomar las mejores decisiones para mi salud para jugar bien lo que queda de año".

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