balonmano liga asobal

La crisis se acentúa junto al Pisuerga

  • El Ángel Ximénez enlaza su sexta derrota consecutiva y alarga un declive que lo deja ya a un punto del descenso

La resurrección del Ángel Ximénez-Avia tampoco llegó en Valladolid, donde enlazó su sexta derrota consecutiva, que lo deja a sólo un punto de la zona de descenso e inmerso en una serie negativa de resultados que tiene a Quino Soler en el disparadero. Porque no hay duda de que el ambicioso proyecto para esta campaña está resultando un fiasco y, a falta de sólo una jornada para el final de la primera vuelta, otra vez la permanencia aparece como el único objetivo posible por el que luchar hasta mayo.

La gran defensa desplegada en la segunda mitad y la notable actuación de César Pérez en la portería permitió al Recoletas Atlético Valladolid prolongar su buena racha en casa y terminar con la esperanza del equipo de Puente Genil de sumar a su paso por el Huerta del Rey.

La entrada en la meta de César Pérez relanzó a un Valladolid superior en el segundo periodo

La falta de intensidad y de ritmo se apoderó del juego de ambos equipos desde el inicio del partido, con ataques muy lentos, al borde del pasivo. Esa falta de mordiente de los vallisoletanos fue aprovechada a la perfección por el Ángel Ximénez, que liderado por Chispi empezó a hacer valer el juego con el pivote y la potencia en el lanzamiento de Rudovic para ponerse por delante en el marcador (5-6).

Los vallisoletanos encontraron un oasis en el desierto gracias al juego de continuidad con Viscovich para tomar las riendas del partido (11-8), pero las exclusiones recibidas, incluida una por error en el cambio que dejó cuatro jugadores de campo, permitieron al cuadro pontano recuperar fuelle.

La entrada de César Pérez en la portería dio un plus al cuadro azulón, junto a la aparición en ataque de Héctor González, con las que contrarrestaron los errores, a las que se añadió el tiempo muerto de Nacho González tras el 12-14, para llegar al descanso con la mínima renta a su favor (16-15).

A pesar de los obstáculos, en este caso con la expulsión por roja directa a Garza, el Valladolid supo desplegar sus armas y comenzar a actuar bajo sus parámetros, lo que derivó en una renta de cuatro goles (20-16), que obligó a Quino Soler a solicitar un tiempo muerto para reorganizar la defensa de su equipo.

Pero no sirvió para frenar el empuje local ni al incombustible Fernando Hernández, ni la gran defensa capitaneada por Turrado y Nico López, ni la seguridad que aportó César Pérez, que permitió al Recoletas aumentar la renta hasta los siete goles (25-18).

Esa diferencia ya resultó insuperable para los pontanos, que se toparon con una gran defensa local en la segunda mitad, lo que impidió cualquier intento de recortar la renta, que finalmente se quedó en seis goles. Los mismos que jornadas lleva sin ganar un equipo que se desangra semana a semana.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios