El Séneca cayó contra todo pronóstico ante el Nervión. El conjunto sevillano, que llegaba al Enrique Puga en una progresión ascendente, supo jugarle de tú a tú a un conjunto local que estuvo adormecido durante todo el encuentro.

El cuadro hispalense dio muy pronto muestras de sus intenciones. Apenas se habían disputado tres minutos de juego cuando Velasco estrelló un remate en el poste de la portería defendida por Vázquez. Los locales comenzaron a salir de su letargo, aunque hasta el minuto 18 no llevaron peligro al portal de Dani, siendo Quini el que remató un servicio de Becerra al que respondió el meta hispalense. Esto fue un espejismo, ya que el juego ofensivo senequista se diluyó rápidamente.

Al borde del descanso, el Nervión se adelantó en el marcador. Jarana botó un falta escorado en el lateral izquierdo y clavó el balón en la escuadra local sin hallar respuesta en Vázquez.

Tras el descanso, y con un resultado favorable, los nervionenses salieron atrincherados en su propio campo, esperando cualquier jugada a la contra para matar definitivamente el encuentro.

Los rojinegros seguían con las ideas totalmente nubladas y sin capacidad de reacción. Para colmo de males, en una jugada aislada, los hispalenses dejaron el choque visto para sentencia. Escu enganchó un remate de volea al borde del área grande y sorprendió a Vázquez junto al poste.

Esta contingencia ya supuso una losa incapaz de superar para el Séneca, que no consiguió acortar diferencias para poder meterse de nuevo en el choque.

A pesar de tener un resultado claro, el equipo visitante no se conformó, quería más, contragolpeando cada vez que se le presentaba la ocasión.

Los minutos corrían y en ningún momento el Séneca atisbaba la posibilidad de poner en peligro a Dani. Sólo Mane en tiempo de descuento fue capaz de superarlo al encontrarse un balón suelto en el área. Pero ya era demasiado tarde para que el Puga viera el primer triunfo visitante.