BALONCESTO l NBA

¿Volverá el clásico de América?

  • Los Ángeles Lakers y Boston Celtics dominan el Oeste y el Este simultáneamente por primera vez desde 1990, lo que les convierte en favoritos para la final cuando la competición atraviesa su ecuador

Es el duelo por antonomasia, el gran clásico del otro lado del Atlántico. Lakers contra Celtics, o lo que es lo mismo: Los Ángeles frente a Boston. La América orginal de raíces irlandesas contra el amalgama risueño, latino y glamuroso de las costas de California. Una saga que se inicia en los duelos entre George Mikan y Bill Russell que se sucedieron durante el mandato de Eisenhower y que firmó su cénit en los 80, cuando Larry Bird -blanco, natural de Indiana, agrio, ortodoxo, impoluto- enfrentaba su talento al de Magic Johnson -negro, originario de Michigan, abierto, heterodoxo, imprevisible- en tres duelos que crearon época. Tras más de dos décadas de tregua (la última final Lakers-Celtics fue en 1987), Boston y Los Ángeles están en disposición de reeditar la final más repetida de la historia de la NBA. Los Celtics, gracias a su inexorable dominio de la competición; los Lakers, a través de una racha de ocho triunfos consecutivos que les han llevado a liderar el Oeste por encima de Spurs, Suns y Mavericks. El gran clásico prepara su vuelta.

No obstante, la tradición ha mutado. Lakers y Celtics han cambiado. Sus líderes, Kobe Bryant y Kevin Garnett, son un producto de la NBA contemporánea: jóvenes que dejaron el High School por la competición profesional y que, recién entrados en la treintena, suman ya una docena de campañas de experiencia. Ya no hay lucha de contrarios, aunque sí matices. Boston, de la mano de Danny Ainge, apostó por un elenco de estrellas de hoy (Pierce y Allen, más el ex de los Wolves) para optar por el anillo ignorando el futuro. Los Ángeles superó un convulso verano en el que Bryant se puso en el mercado para, con la progresión de Andrew Bynum ("El Shaquille del futuro", como le definieron en California, y que estará dos meses de baja por lesión) y el regreso de Derek Fisher, confeccionar una plantilla ganadora. El elenco de jugadores medianos de ambos equipos da sentido a ambas plantillas: Lamar Odom y Luke Walton (su padre fue campeón con los Celtics en el 86) cierra en quinteto base de L.A. El prometedor Rondo y Kendrick Perkins, un pívot defensivo muy difícil de superar, el de Boston.

Quizá, llegado el final de la primavera, alguno de estos nombres engrose el olimpo del clásico de América. Tal vez se sumen al recuerdo de Mikan y su derrota ante el novato Russell; al dominio de los Celtics de Cousy, Russell y Auerbach en las siete derrotas infligidas a los Lakers en los años 60. Al extraordinario esfuerzo de Jerry West en 1969, cuando con 42 puntos, 12 rebotes y 13 asistencias luchó lo indecible para superar a los Celtics en el séptimo partido. No lo logró, pero fue el MVP de la final, el único que ha logrado ese galardón estando en el bando perdedor. O al primer duelo entre Bird y Magic en la finalísima, en 1984; y la exhibición de Kareem Abdul Jabbar un año después, con 38 años, para llevar a los Lakers a su primera victoria en una final ante los Celtics que perdieron un título jugando el partido decisivo en el Boston Garden. Y, sobre todo, la imagen del cuarto partido de la final del 87, cuando el baby hook de Magic Johnson sobre Kevin McHale y Robert Parish hizo inútil el triple anotado segundos antes por Larry Bird, y acercó el título a Los Ángeles.

En las diez finales Celtics-Lakers, Boston aventaja a los angelinos por 8 a 2. Los Celtics suman 16 anillos; los Lakers, 14. 21 años después, ya es momento para la enésima revancha.

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