real oviedo - córdoba cf

El plan de Merino dura 60 minutos (2-0)

  • Un autogol de Sergi Guardiola echa por tierra el buen trabajo del CCF cuando más presencia ofensiva tenía y lo condena a su quinta derrota seguida a domicilio

  • Sin apenas reacción, la sentencia llegó en el alargue

El Córdoba necesita ganar como el comer. No para lucir palmito en una categoría donde se lleva el rictus serio y el cuerpo quebrado, sino para salvar el pellejo, ese que ahora se expone sin maquillaje a un otoño sombrío. Porque el conjunto blanquiverde acumuló en el Carlos Tartiere su octavo revés de la temporada en sólo once paradas, el tercero consecutivo, y ya es penúltimo en la clasificación, con un déficit de dos puntos respecto a la zona de permanencia, que es el único objetivo en el que pensar ahora. Es sencillamente imposible mirar hacia otro lado con unos números como los que presenta el equipo en el que ayer se estrenó Juan Merino, que mostró más orden y solidez en defensa, aunque también menos pegada, y repitió regalos que en cualquier categoría profesional penalizan. En el Principado, el CCF se quedó de nuevo sin marcar de visitante, se metió el 1-0 cuando más suelto estaba -mala fortuna- y ya se quedó sin capacidad de reacción para irse a salvar la faena, dejando en anécdota el último gol, ya en el alargue, que lo único que hace es afear aún más las estadísticas.

Como cabía esperar, Merino ajustó piezas en busca de un mayor equilibrio. Su plan pasaba por ser fuerte atrás, crecer desde la defensa, y tratar de cazar alguna oportunidad arriba. Y en líneas generales salió bien durante la primera hora de juego. Alternando una presión alta, en campo enemigo, cuando el rival ponía el balón en juego en las inmediaciones del área propia, y sobre todo con un repliegue intenso hasta acumular a sus once hombres 35 metros delante de su portal, el Córdoba estuvo metido en el partido desde el inicio. No sólo eso, sino que durante los primeros diez o 15 minutos combinó bien, supo manejar la pelota pese al acoso carbayón, aunque sus ocasiones llegaron casi siempre en transiciones rápidas, bien aprovechando segundas jugadas o robos en situaciones adelantadas. Claro está que cuando el marcador reflejó el 1-0 todo se fue al traste. Ni siquiera los cambios relanzaron a un equipo que demostró que aún tiene mucho trabajo por hacer para ganar esta carrera por volver a la categoría de plata en la que está inmerso, pues a día de hoy su plaza está... mejor ni mentar a la bicha.

Con los argumentos, sobre todo de contención, que Merino pudo trabajar en sus primeros cuatro días al frente del proyecto, el Córdoba arrancó bien. Jona, una de las novedades en el once inicial, tuvo la primera a los tres minutos, con un golpeo en semifallo tras dejada de Guardiola que aún así obligó a estirarse a Juan Carlos. En su siguiente aparición, el hispano-hondureño volvió a intentarlo tras bajar una falta lateral de Jaime, si bien su golpeo a la media vuelta se fue muy arriba. Y para completar un primer cuarto de hora en el que apenas si se vio al Oviedo, fruto del buen hacer blanquiverde, el ex del UCAM volvió a pifiar un remate desde 30 metros con todo a su favor tras un despeje fallido del cancerbero azulón, que recogió sin problemas el balón en su camino de vuelta al arco.

El Oviedo no estaba cómodo y el Tartiere empezó a inquietarse ante la posibilidad de ver alargada una serie de cinco citas sin conocer la victoria (3 puntos de 15). Sólo las apariciones de Mariga y Saúl Berjón entre líneas, y la movilidad de Toché al borde del fuera de juego, daban sensación de peligro. El ariete lo intentó primero tras un desmarque de ruptura con un zurdazo que no encontró puerta y luego con un cabezazo tras un error en el despeje de Caro que se fue muy desviado. Para quitarse el susto y pese a la dificultad para salir a campo enemigo que poco a poco se fue encontrando el CCF víctima de su prioridad en proteger su meta, una jugada entre los dos puntas dio cierto aire al colectivo, que volvió a inquietar a Juan Carlos con un latigazo de Aguza que el portero atajó en dos tiempos. Fue un oasis en medio del desierto ofensivo en el que se estaba convirtiendo ya el partido para los blanquiverdes, replegados, sin sufrir demasiado, sólo inquietados cuando el balón caía en los pies de Saúl Berjón, asistente de Toché y Mossa, y ejecutor de un disparo que Joao Afonso repelió cerca del poste derecho de Pawel.

El descanso sentó mejor al Córdoba, curiosamente más cómodo con el nuevo cariz del partido, más abierto, más de ida y vuelta. Y ese paulatino aumento del control de la situación empezó a reflejarse en forma de llegadas. La primera, clarísima, otra vez de Jona tras una brillante acción de Jaime que dejó sentado a Mossa para asistir al malagueño; y acto seguido otra de Javi Galán tras un buen robo de Aguza, con finalización defectuosa. El CCF estaba mejor que un Oviedo hasta temeroso que ya empezaba a recibir avisos de la grada, pero entonces un córner de Aarón lo despejó hacia atrás Sergi Guardiola sorprendiendo a todos sus compañeros. Una hora de juego y 1-0. Tocaba remontar, algo desconocido hasta la fecha por el cuadro cordobesista. Tocaba comprobar si la mano de Merino se dejaría notar ya en situaciones límite. De inicio, no hubo desfallecimiento, aunque tampoco reacción alguna.

El técnico lo intentó agitando el banquillo. Alfaro por Jaime para refrescar la banda derecha, Markovic por Pinillos para dar un paso al frente, dejando la banda para Galán y Guardiola, con el serbio por detrás de Jona, y luego con Javi Lara por Ramos para tener más protagonismo con balón. Pero salvo una jugada individual de Guardiola con zurdazo cruzado que se marchó por un pelo y un zurdazo manso de Jona tras envío directo de Lara, poco bagaje más. El Oviedo apenas sufrió ante un rival sin la claridad ofensiva suficiente, y no sólo eso, sino que aprovechó un último error de Caro a la hora de despejar un balón ya en el alargue para abrochar la victoria con el segundo gol. El plan inicial de Merino duró una hora, lo que resulta a todas luces insuficiente para relanzar a este CCF en caída libre.

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