Xerez | córdoba · el otro partido

Señor de gris, cántico de colores

  • A Bernabé García, con una actuación casi despótica, sólo le faltó vestir de azul ante la impotencia de los jugadores de pistacho y el ánimo de los hinchas blanquiverdes que poblaron la grada de Chapín

Otrora conocidos como los señores de negro, los árbitros siempre son bultos sospechosos. Ayer, Bernabé García estuvo gris, opaco, oscuro, tenebroso. Igual que el cielo de Jerez, que recibió plomizo a la expedición blanquiverde. Un comentario hiperbólico: si se lo hubieran permitido, habría vestido de azul. Como el Xerez.

Fue una actuación propia de un déspota, pues dio la sensación de que pitaba con premeditación y alevosía. Que se lo digan a Ito, expulsado con una severidad improcedente; a Guzmán, impunemente trabado dentro del área; a Javi Moreno, amargado por los empellones de los defensores; o a Paco Jémez, castigado por su impulsiva repulsa a la labor del juez. La justicia es relativa. Y el Córdoba lo sabe, por desgracia.

Tras una experiencia como la de ayer, queda el desconsuelo de ser mancillado por un colegiado y la satisfacción del deber cumplido y la recompensa de tu gente. Los fieles de Cordobamanía y las Brigadas Blanquiverdes despidieron a los suyos con cánticos de aliento como premio al brío demostrado por un equipo que no desfalleció nunca. También tiene mérito la sinfonía impulsada por el Kolectivo Sur y secundada por la grada de Chapín, que a pesar de la deficiente trayectoria del Xerez animó de lo lindo, sobre todo en los arreones de la segunda mitad.

Después de una semana plagada de despropósitos, el partido no pintaba bien. El Córdoba acumulaba cuatro jornadas sin ganar y las numerosas bajas provocaron un once novedoso. Dos de los lesionados, Cristian Álvarez y Arteaga, se acercaron a pie de campo para apoyar a sus compañeros. Para alcanzar el césped tuvieron que cruzar las pistas de atletismo, que evocaban la debacle de Las Palmas. Pero la apatía del estadio de Gran Canaria se quedó allí, en el archipiélago.

Con cinco ex xerecistas en la convocatoria de Paco Jémez, la tarde traía recuerdos. Sólo fueron titulares Guzmán y Katxorro, despedido con división de opiniones al ser sustituido. En el banquillo permanecieron Julio Iglesias y dos viejos amigos, Antonio y Julio Pineda, que en los prolegómenos posaron con su colega Vicente Moreno en una instantánea para la posteridad. Entre los tres sobrepasan los cien años: un siglo recogido en una foto.

Al Córdoba le tocaba actuar como invitado, y por eso los futbolistas vestidos de pistacho fueron agasajados con vino. Cuando comparecen en El Arcángel, las botellas las reparten ellos. Luego hubo de todo menos regalos, porque los dos conjuntos se jugaban mucho. A Bernabé García también le dio por jugar. Sucio.

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