Julio José Iglesias Rouget, Antonio Rubén Párraga Ortiz, Antonio José González Santos, Alessandro Pierini, David Pérez Arteaga, Javier Moreno Valera, Julio Pineda Romero, Jaime Asensio de la Fuente, David Valle Millán, José Luis Acciari, Antonio Álvarez Pérez, Guzmán Casaseca Lozano, Arthur Enrique Benhardt, Mario Gómez Atanet, Javier Flores Santacruz, Diego Reyes Muñoz, Christian Osvaldo Álvarez Reyes y Francisco Javier Cachorro González. Así, uno a uno, ordenados numéricamente. Hechos una piña. En sus botas -y en sus cabezas, sobre todo- se esconde la bombona de oxígeno que puede permitir al Córdoba llegar vivo a Anoeta. Hoy hay que ganar al Racing de Ferrol. Y de ellos depende.

José González facilitó ayer la convocatoria para el último partido en casa de la temporada. Y citó a los de casi siempre, toda vez que Aurelio, Endika y Dani llevan lesionados desde tiempos inmemoriales -sobre todo los dos primeros- y Pablo Ruiz está sancionado. Sólo había que hacer un descarte, y el señalado con el dedo fue Juanlu. El malagueño tampoco se vistió en Gijón. Y esta tarde, en el encuentro más bonito y al mismo tiempo más tétrico del curso, ha sido invitado a comer pipas, ajeno al césped. Los 18 elegidos son otros.

José va a morir con lo que tiene. Más allá del traspié en El Molinón, el gaditano ha encontrado lo que buscaba: un bloque. Y de ahí saldrá el futuro del Córdoba a corto y medio plazo. El técnico repetirá el once de las últimas semanas, con la salvedad de Antonio por Pablo Ruiz y probablemente Arteaga como interior izquierdo en detrimento de Cristian Álvarez. Por primera vez en muchas semanas, el sevillano se ha entrenado sin acusar molestias. Con él en una banda y Guzmán en la otra, y Asen y Arthuro arriba, habría dinamita más que suficiente para afrontar la demolición en el primer tiempo. La defensa será cosa de ese doble pivote con cara de pocos amigos (Acciari-Ito), al tiempo que Mario, Pierini y Rubén flanquearán a Antonio en la misión de cuidar a David Valle.

El Córdoba y el Racing de Ferrol subieron el pasado verano y llegan a la cita con el agua al cuello. Y ninguno de los dos quiere ahogarse, claro. No aceptan que su regreso a la elite sea flor de un día. Desean consolidarse.

El conjunto blanquiverde, cuarto por la cola, suma un punto menos que el decimoctavo clasificado, fuera de la quema pero atizado por el envolvente olor a chamusquina. El 0-1 registrado en A Malata es un aval suplementario en caso de empate a puntos al final del campeonato, por aquello del goal average.

En cualquier caso, hoy hay que ganar. Sin más. Si el Córdoba se va del estadio entre vítores, la permanencia estará al alcance de la mano. Con 49 puntos a falta de una sola jornada, habría que sacar el estoque en Anoeta. A costa de la Real Sociedad, a costa de quien sea. Sin embargo, la cosa está tan cruda que incluso cabe la posibilidad de descender matemáticamente a eso de las 20:00, si la derrota se ve acompañada por los triunfos del Cádiz, el Xerez y el Albacete. Algo así como el 3-4 del Valladolid, para que nos entendamos. Una bofetada con mayúsculas. Una tragedia.

Pero el Córdoba cree. Ha ganado sus dos últimos partidos en casa (Xerez y Numancia) y tendrá a miles de almas como colchón. Precisamente lo que le faltará en San Sebastián. Así que, señores, ha llegado el momento. Aquí y ahora. Ahora, Arcángel, ahora.