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Rafa y Tito, dos compañeros en el Celta con roles bien diferentes

Hoy cada uno se sentará en un banquillo en situaciones bien diferentes, pero un día fueron compañeros. Berges asume su primer desafío en un equipo profesional tratando de sortear las curvas de una plaza tan complicada como el CCF. En el otro lado, Tito Vilanova vive días felices en su estreno al mando del Barcelona, la mayor máquina de hacer fútbol que se recuerda y que bate todos los récords. Serán rivales en una eliminatoria bruscamente desequilibrada, pero hace casi dos décadas compartieron vestuario en el Celta durante dos temporadas, y entonces los tiempos eran muy distintos.

Fue durante los cursos 93-94 y 94-95, y entonces todo el protagonismo era para Berges. Y eso que Vilanova llegó un año antes a Vigo tras destacar en las filas del Figueres, con el que llegó a disputar una promoción de ascenso a Primera. El catalán era un buen centrocampista que en su primera temporada jugó 19 partidos (seis como titular) a las órdenes de Chechu Rojo, pero ahí se acabó la confianza del técnico vasco. En verano de 1993 llegó al Celta Berges tras cumplir tres excelentes cursos en el Tenerife. El cordobés, campeón olímpico en Barcelona 92 y consolidado como uno de los mejores laterales izquierdos del país, aterrizó en un club en pleno crecimiento que todavía peleaba por la permanencia, pero que ya estaba poniendo la semillas del gran Celta que explotaría años después.

Desde su llegada a Balaídos, Berges se adueñó de la banda izquierda, mientras que Vilanova desapareció incluso de las convocatorias. Con Chechu Rojo al frente, el cordobés jugó 29 partidos, todos como titular, y marcó dos goles, mientras que el catalán apenas jugó cinco minutos en toda la temporada. Fue un curso complicado para el Celta, que acabó salvando la categoría con cierta holgura (decimoquinto) pese a compaginar la Liga con la Copa, donde llegó a la final del Vicente Calderón ante el Zaragoza. Los celestes acabaron perdiendo por 5-4 en la tanda de penaltis (0-0 al término de los 90 minutos).

De todo se acuerda Rojo, el entrenador vasco que tuvo como jugadores a los dos técnicos que ahora se cruzarán en el banquillo. Rojo guarda recuerdos de ambos, sobre todo de Berges, "con el que he tenido una relación muy buena". "Hablábamos mucho y en todos los aspectos dejó muy buenos recuerdos. Era muy alegre y simpático, se reía mucho y le gustaba hablar con todos", señala el técnico vizcaíno, en contraposición al carácter más cerrado de Vilanova, "distinto, buen profesional, más serio, pero de un comportamiento fenomenal. Como jugador, Tito tenía calidad, buen golpeo de balón, proyección ofensiva… Vino de jugar en Segunda y dejó recuerdos buenos, aunque su carácter era distinto. Rafa era más hablador y Tito más reservado y serio".

Si eso era en el vestuario, en el césped Rojo reconoce que "Rafa era titular siempre, pero Tito contaba menos". "Los dos llegaron muy jóvenes. Tito tenía 20 años, y Berges 22, pero tenía más experiencia", apunta el vasco con una excelente memoria, aunque por entonces no podía presagiar que en aquellos dos futbolistas se escondían entrenadores en potencia. "Les veía como jugadores. Eran muy jóvenes y sólo me fijaba en el aspecto deportivo", indica Chechu, "así que entonces no veía que después fueran a ser los dos entrenadores".

Curiosamente, uno de los detalles en los que más incide Rojo es en el carácter abierto y risueño de aquel joven Berges. El técnico vasco también tuvo durante tres años a Paco Jémez en el Zaragoza, "y está claro que son dos caracteres distintos", pero destaca que "Rafa era muy serio en el campo y entrenando. Luego era más abierto con los compañeros, hablaba mucho, tenía mucho contacto con todos y tenía su gracia", destacando el gran ambiente que se creó en un vestuario en el que había jugadores como Cañizares, Patxi Salinas, Otero, Gudelj, Engonga o Losada. "En el campo lo daba todo, el 100% de pundonor y fuerza. Era un gran lateral izquierdo", recuerda su entrenador en el Celta, quien comprende el lado de Berges como entrenador, "porque tiene que ser serio. El trato con la prensa tiene que ser distinto aunque por dentro reúna esas condiciones".

Tan buena fue la relación en aquel vestuario que, con el paso de los años, Rojo ha mantenido el contacto con Rafa y le sigue la pista en el CCF. "Me alegra mucho que se hayan clasificado. Estuve viendo el partido ante la Real y el Córdoba jugó muy bien. Le deseo lo mejor", espeta ante el enorme desafío de jugar ante el Barcelona. Ahí Rojo es más cauto, aunque insta al equipo y a toda la afición blanquiverde "a disfrutar de la eliminatoria". "El Barcelona tiene todas las papeletas, pero el CCF puede hacer un buen partido ante su gente". Rojo añade que "contra la Real no esperaba que fuera a dar un nivel tan alto, pero hizo un partido muy bueno, y en resúmenes que he visto de la temporada está jugando muy bien". "Aunque sea difícil, éste es un partido para disfrutar de otra manera, competir y sacrificarse", avisa, "porque la gente querrá ver un buen partido de su equipo, y ojo que esto es la Copa. Hay que dar el 100% y el Córdoba le puede plantar cara al Barcelona a pesar de las diferencias".

Ahí se acabaron los recuerdos de Rojo, que en la temporada 94-95 dejó su sitio al argentino Carlos Aimar. Nada cambió para los dos protagonistas, porque Berges siguió siendo titular indiscutible (35 partidos, todos en el once) y Vilanova apenas jugó 85 minutos repartidos en seis encuentros. Al catalán se le acabó la paciencia y al final de ese año dejó Balaídos para firmar por el Badajoz de Segunda División, mientras que Berges siguió en Galicia hasta 2001 completando una trayectoria brillante en el club celeste. Ahora volverán a verse las caras, pero como rivales.

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