Juan Carlos Quero vive una segunda juventud. O una tercera. El malagueño, a punto de cumplir 36 años, está firmando una notable temporada con el Villanueva, con el que está a punto de añadir un nuevo ascenso a su extenso palmarés. Para ello, el cuadro rojillo tendrá que remontar el domingo en El Sardinero el 0-1 que le endosó el Racing B en el Nuevo Estadio jarote el pasado sábado.

Hay quien teme que la inmensidad de un estadio con capacidad para 22.400 espectadores pase factura a un modesto como el Villanueva, cuya única experiencia similar se reduce a las visitas a El Arcángel durante la época de ambos equipos en Segunda B. Sin embargo, en la expedición rojilla hay un hombre que ya sabe lo que es jugar en El Sardinero: Quero.

El atacante inició su aventura lejos de su Málaga natal en el curso 1992-93 en Mérida. El club romano militaba en Segunda División y en la jornada 11 rindió visita al Racing. Fabricio González, entonces técnico emeritense, alineó al malagueño de titular y lo mantuvo los 90 minutos en el capo. No le sirvió para ganar (3-1). El conjunto montañés, con un gol de Chili y un doblete de Quique Setién, se impuso al extinto Club Polideportivo.

Aquello ocurrió un 22 de noviembre de 1992. El domingo, casi 16 años después, Quero volverá a pisar el césped del estadio cántabro. Otra vez volverá a ser el arma ofensiva de su técnico, que ya argumentó que el cambio de la ida era porque “lo quiero fresco en la vuelta porque tiene que ganarnos el partido”.

Lo tendrá que hacer ante un filial formado por jugadores que apenas empezaban a gatear cuando Quero pisaba por vez primera El Sardinero. Eso tiene de ventaja. Sólo falta ahora que el domingo recuerde a aquel chaval que luego llamó la atención del Córdoba. Si es así, la fiesta del ascenso se teñirá de rojo.