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Puede respirar tranquilo

  • Objetivo cumplido El Lucena celebra la permanencia en la categoría tras imponerse a un Portuense que cae a la zona de descenso El golpe final Velasco y Cabello certificaron el mejor juego lucentino

El Lucena 2008-09 seguirá siendo de bronce. Era un secreto a voces vista la trayectoria del cuadro lucentino. Sólo le faltaba ponerle la rúbrica. Y ésta llegó ayer -ante el Lorca, el Mazarrón y el Marbella no pudo ser por despropósitos propios y méritos de los rivales- con una contundente victoria en El Puerto de Santa María ante un Racing al que manda de nuevo a las plazas de descenso directo.

El conjunto de Antonio Montero, bien asentado en el campo, tan sólo tuvo que esperar que pasaran los minutos para, en el segundo periodo y en pleno desconcierto local, dar el zarpazo definitivo. Con 48 puntos en el zurrón y una ventaja de 9 sobre el equipo que marca la frontera entre el alivio y la desgracia, que es el propio Portuense -el Mazarrón ocupa la plaza de play out-, y con apenas cuatro encuentros en el horizonte, el trabajo ya está hecho. Y eso que piedras ha habido que sortear muchas en el camino de un debutante que está dispuesto a seguir creciendo. Ahora, la pregunta que queda en el aire es si lo hará con los mimbres que le han dado un nombre en la elite o si habrá una reconstrucción de consecuencias impredecibles. La respuesta empieza a escribirse hoy.

Antonio Montero sorprendió con la alineación de Antonio Manuel Sarmiento en el equipo titular. El centrocampista cordobés, lesionado el pasado 9 de septiembre en Cartagena, suplió al sancionado José Jesús Lanza para que la medular provenzal no perdiera una pizca de calidad. No fue la única novedad, ya que por primera vez Belfortti vio el comienzo del choque desde el banquillo para dar continuidad a Rezzonico en el eje de la zaga. El resto, los mismos que vienen gozando de la confianza del técnico lucentino, incluido un Velasco que, tras cumplir con Competición, volvió a erigirse en el puñal más incisivo del ataque visitante.

Los cambios apenas afectaron al equipo. La táctica era bien sencilla. Esperar a que su rival se desesperara, jugar con su ansiedad tras sentar las bases defensivas. Lo primordial, en un Cuvillo rapidísimo, era estar seguro atrás para tratar de matar con la mucha dinamita que el Lucena tiene en su zona de vanguardia. Lo único que no había que hacer era dar las concesiones de semanas anteriores que costaron derrotas con las que (casi) nadie contaba.

El Portuense salió con muchas ganas y en los primeros minutos se acercó con decisión a los dominios de Toni García en acciones de Sergio Narváez, Viyuela y Zurdo. Pero fue el Lucena, en una rápida contra, el que pudo marcar. Sin embargo, el remate de Velasco fue salvado en última instancia por Jorge Herrero en la línea de gol, cuando el balón ya había superado a Wilfred.

No se amilanó el Racing, que dispuso de una inmejorable ocasión por medio de Paulino, que falló clamorosamente ante Toni García, tras un despiste -quizás el único en todo el partido- defensivo. El partido era de ida y vuelta, si bien el Portuense dominaba territorialmente, aunque era el Lucena el que más peligro llevaba en sus acciones, sobre todo en un remate de Cabello al filo de la media hora de juego, que salvó Wilfred enviando a córner. Los locales lo intentaban, pero las ideas no eran claras y a los visitantes les resultaba muy cómodo controlar a un rival muy acelerado.

Tras el descanso llegaron los peores momentos del Racing, que rememoraron tardes anteriores con todo un recital de despropósitos que el Lucena no aprovechó. Pero los cordobeses avisaron hasta en tres ocasiones hasta que en el minuto 65, Óscar Rodríguez se complicó la vida, cedió mal y Velasco, atento, dribló a Wilfred y marcó el primer gol del Lucena.

A partir de ahí, el Racing fue una pantomima de equipo, con mucha voluntad e igual dosis de desaciertos en sus acciones. Carlos Orué dio entrada a Juanfer por Sergio Narváez, posteriormente a Giovanni por Paulino y, por último, a Suárez por Zurdo. Los cambios no sirvieron para arreglar nada y el equipo era el vivo retrato de la impotencia y el desaliento.

El corazón le podía a la cabeza y en ésas, el Lucena sacaba claramente ventaja. Para colmo de desgracias, Álex Cruz le dijo algo al colegiado y éste le mostró la cartulina roja. Dos minutos después, para completar el panorama, Juanfer se autoexpulsó con la segunda cartulina amarilla.

El remate final llegó con el penalti de Óscar Rodríguez a un Guille que dribló hasta a su sombra, en una obra de arte que, de haberse visto en un campo de superior categoría, hoy estaría dando vueltas por todas las televisiones. Ése es el Guille que cautivó al Cádiz durante el mercado invernal, el jugador que no se cansa de encumbrar un Nene que empieza a recuperarlo para la causa. Cabello se encargó de transformar la pena máxima y finiquitar un partido penoso de los locales. Una derrota dolorosa que deja al Racing en puesto de descenso y confirma la notable temporada del debut lucentino en Segunda B. De aquí al final del ejercicio, hay tiempo más que suficiente para seguir disfrutando de un equipo que ahora, sin presión alguna, puede dar alguna que otra alegría a su incondicional hinchada.

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