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Noche excepcional en el Wanda

  • El Atlético, ya con Diego Costa, a mantener su fortaleza en casa para hacer valer el gol de Griezmann en la ida y rematar al Arsenal

  • Supondría la octava final de la era Simeone

El portero esloveno Oblak, ayer en el entrenamiento del Atlético en el Cerro del Espino.

El portero esloveno Oblak, ayer en el entrenamiento del Atlético en el Cerro del Espino. / zipi / efe

Después de 26 partidos, 18 triunfos del Atlético de Madrid, seis empates, dos derrotas, 46 goles a favor y nueve en contra, el estadio Wanda Metropolitano vive su primera noche decisiva, con el conjunto rojiblanco enfrentado al Arsenal por la final de la Liga Europa en un compromiso trepidante.

Un partido definitivo, sin excusas ni matices para el Atlético; en su casa, alentado por un campo abarrotado, con la mínima ventaja que aporta el épico 1-1 de hace una semana en el estadio Emirates y con la ambición que exige un duelo que aún permanece incierto y que propone un desafío que no admite ninguna concesión camino de Lyon.

Allí será la final de la Liga Europa del próximo 16 de mayo y allí apunta el equipo rojiblanco desde el Wanda Metropolitano, escenario de una racha imponente del conjunto local, ganador de diez de sus últimos once partidos, todos sin goles en contra, pero que no valdrá de nada si no la mantiene en un momento crucial.

Porque sólo una finísima línea separa la euforia de una final, que sería la octava de la era Diego Simeone en seis años, la quinta europea en ese periodo y la duodécima de la historia del club, de la frustración que supondría una eliminación para el Atlético, un equipo preparado para las metas más altas, para ganar los títulos.

Y el único posible de este curso se lo ofrece la Liga Europa, la competición a la que se agarra, junto al segundo puesto en la Liga, para realzar una temporada con adversidades y con la decepción de su eliminación prematura de la Liga de Campeones, pero hoy por hoy notable, pendiente de un torneo ahora prioritario y del asalto a una final para la que siempre ha sido el más firme e indudable favorito.

Desde los dieciseisavos de final hasta ahora, en la vuelta de las semifinales, en la que el Atlético dispone de Oblak -baja el pasado domingo en Vitoria por una sobrecarga en el gemelo- y de su delantera Griezmann-Diego Costa, juntos de nuevo en el ataque cinco duelos después.

El guardameta ha mantenido su portería a cero en 27 de sus 43 encuentros esta campaña, como un hombre vital para su equipo con paradas de todos los colores, como también lo son Griezmann, con 20 goles en sus últimos 21 choques, y Diego Costa, con todas las soluciones que genera para el colectivo. Sin Juanfran, lesionado, ni Vrsaljko, sancionado, Thomas ejercerá de lateral derecho.

Eliminado de ambas copas y sextos en la Liga, achuchado por el modesto Burnley, el Arsenal llega al Wanda Metropolitano con la obligación de batir a Oblak, al menos, en una ocasión para hacer bueno el 1-1 de la ida. Las victorias por 0-2 ante el Milán; por 0-3 contra el Östersund; por 2-4 ante el Bate Borisov y por 0-1 contra el Estrella Roja, además del empate a dos ante el CSKA de Moscú, muestran que el Arsenal está cómodo cuando sale de Londres.

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