Son seis semanas sin ganar y enfrente estará el más serio candidato a proclamarse campeón de invierno. En el campo se notará precisamente eso, el invierno: hará mucho frío y el césped tenderá a transformarse en hielo. Todo eso es verdad, pero de este Córdoba se puede esperar cualquier cosa. De hecho, se le han dado tan bien -o tan mal- los equipos de la zona alta como los de la baja. Toca el Numancia, y no cabe el miedo. Las vacaciones están a la vuelta de la esquina, pero antes hay que cumplir con un compromiso que es cualquier cosa menos un trámite.

La expedición blanquiverde llegó ayer a Soria con una ausencia significativa. Javi Moreno se quedó en casa ante el temor de perderse buena parte de la temporada. Arrastra molestias musculares y no quiere que le pase como el año pasado, cuando su gemelo reventó en Mérida. Por precaución, el valenciano ha decidido echar el freno. Se une en el parte de bajas por lesión a su ojito derecho, Javi Flores, y el de siempre, Mario. Antonio ha vuelto a quedar descartado, en este caso junto a un futbolista con la confianza por los suelos: Guzmán. El pacense no ha aprovechado sus oportunidades, hasta el punto de que Paco Jémez viene utilizando a Arteaga y Juanlu por los costados y ahora ha preferido adelantar el regreso de Cristian Álvarez, ya recuperado. El argentino no será titular, pero puede echar un cable en el segundo periodo.

La consigna del Córdoba es llegar vivo al descanso. Hay que aguantar el acoso inicial del Numancia, que se siente más cómodo a la contra. Por eso, si se adelanta en el marcador tendrá mucho partido ganado -Gorka Brit esperará la oportunidad con los colmillos afilados-. El dato irrefutable de esta teoría es que el combinado castellano es el único de la Liga BBVA que se mantiene invicto a domicilio, donde ha sumado 19 de sus 34 puntos. Por el contrario, ha cedido sus tres derrotas en casa (ante tres de los gallitos: Sporting, Sevilla Atlético y Granada 74).

Paco recompondrá el once en función de las suspensiones. Ya cumplieron su castigo Pierini e Ito, indiscutibles mientras han estado disponibles. Ambos forman parte de la columna vertebral del bloque y apuntan a la titularidad. Sin embargo, faltará Diego Reyes, el único componente de la plantilla que puede presumir de haber completado los 1.530 minutos disputados en el campeonato. Es una marca objetiva, aunque todos los cordobesistas saben que los encuentros duran mucho más de 90 minutos. Malditos descuentos...

Si no fuera por las prolongaciones, el Córdoba estaría vendiendo otra historia a estas alturas de la película. Pero lo que hay es lo que hay: un equipo ubicado en la parcela intermedia de la tabla, con 22 puntos y sólo cuatro victorias. Eso sí, ha perdido poco (tres veces) y ha empatado demasiado (diez). Dar la campanada en Los Pajaritos equivaldría a terminar 2007 con 25 puntos, la mitad de los teóricamente exigidos para garantizar la permanencia. Una vez degustado el turrón, quedarán 24 jornadas para certificar la salvación y, si el asunto se endereza de manera sustancial, incluso aspirar a ese plus del que ahora disfruta el Numancia.

Jémez ha optado por olvidarse de los árbitros. Eso dice. Hace bien. El club se estaba metiendo en un callejón sin salida y los palos le caían por todos lados, hasta desembocar en una nueva multa (3.000 euros) y un estadio apercibido de cierre. El Arcángel no volverá a abrir sus puertas hasta 2008, con el Sporting como invitado. Hoy, el Córdoba puede encargar carbón o encontrarse el regalo de Reyes por anticipado.