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Fichar ya no es tradición

  • La llegada de Emilio Vega a la dirección deportiva ha roto con el ideal blanquiverde de reforzar al equipo en enero · El leonés sólo ha incorporado a dos jugadores en los dos últimos cursos

El Córdoba ha sido tradicionalmente uno de los grandes animadores del mercado invernal. Pero esa fama, ganada a pulso durante los años de Rafael Gómez al frente de proyectos rimbombantes y agónicos finales, ya es historia. El ascenso a la dirección deportiva de Emilio Vega ha frenado los movimientos en una casa a la que, en la mayoría de las ocasiones, le ha ido bien darle una mano de pintura a la plantilla con la llegada de las Navidades. Con el leonés como jefe sólo han aterrizado en El Arcángel dos jugadores (Endika Bordas y Nano) en los dos últimos cursos. Ambos llegaron para dar el empujón final camino de la Segunda División. Durante enero de 2008, la sala de prensa del estadio no vivió presentación alguna. Parece claro que en 2009 si lo hará. La preocupante marcha del equipo, hundido en puestos de descenso, obliga a ello, por más que todos en la entidad ribereña rehuyan de fichar en invierno.

Pero antes del desembarco de Emilio Vega en El Arcángel, los movimientos -en algunos casos, casi convertidos en terremotos-, sirvieron para reconducir la situación en un club que en sus últimas aventuras por la categoría de plata siempre ha estado jugando con fuego. Y, como ocurrió aquella trágica temporada 2004-05, algunas veces se ha quemado. Y eso que, durante ese mercado invernal, con el levantino Juan Carlos Rodríguez como jefe de operaciones, los aficionados cordobesistas asistieron en primera persona a la mayor revolución nunca vista, no sólo en la ciudad, sino probablemente en el fútbol español. Doce jugadores llegaron para enderezar el rumbo de un proyecto que tocaba fondo, pero a pesar de protagonizar una segunda vuelta casi perfecta, la salvación no fue posible.

Antes también hubo desembarcos masivos. En el curso 2002-03, las diez incorporaciones invernales dieron otro aire a un Córdoba que acabó celebrando la permanencia en el Alfonso Pérez de Getafe. Y un año, más tarde, y con gran parte de la base de ese curso -por eso sólo llegaron dos fichajes-, aún vistiendo de blanquiverde, la historia se repitió en Leganés.

Esas apuestas salieron bien. Otras, no tanto. Y eso que fueron menos traumáticas porque el equipo tenía una clasificación más o menos aseada, como en el primer año en el infierno de la Segunda B. Por eso, que nadie piense que en el próximo mes van a llegar a Córdoba más de dos o tres futbolistas. La economía de guerra en la que se haya inmerso el club y la ya de por sí reticencia del director deportivo a fichar en enero, invitan a un gasto moderado. Eso sí, este año toca. Porque si hace doce meses, la entidad no firmó a ningún futbolista porque todos confiaban en los mimbres de la plantilla para amarrar la permanencia sin mayores problemas, la taquicárdica tarde de transistores entre Anoeta y el Rico Pérez, y la clara recesión deportiva del equipo en los últimos meses empujan a Emilio Vega a romper con su tradición de cambiar pocas -o ninguna- pieza en el mercado invernal.

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