Ha avisado de que va a cambiar. De que habrá modificaciones con respecto al once del pasado domingo ante el Castellón. De que, una vez que ya ha conocido en profundidad los mimbres de los que dispone, va a sazonar su alineación conforme a la idiosincrasia del plato que tendrá que degustar mañana. Una pesada delicia vasca. Difícil de digerir.

Porque, por mucho que en determinados momentos de su historia haya intentado cambiar, el Eibar no es como un equipo más de Segunda. Es el equipo de Segunda, en singular. Ejemplo de pragmatismo sobre vistosidad. Del triunfo de lo rocoso ante lo estético. El cero en propia puerta como base y el pelotazo comprometido como gran arma ofensiva.

Con esas premisas, no es de extrañar que José (en eso se ha diferenciado de su predecesor en el cargo) haya querido dejar claro que "vamos a jugar de forma totalmente diferente a lo que hicimos en Castellón". Un decidido canto al cambio de planteamiento. Un alegato y una apuesta, aunque suene a rancio eslogan político fuera de época electoral.

De acuerdo, pero... ¿cómo cambiar? ¿Qué recursos utilizará el gaditano para vencer los eternos valores de los armeros? Veamos los datos: el Eibar es el segundo equipo que menos encuentros ha ganado como visitante (al Celta y al Cádiz; sólo el Nàstic, el Tenerife y el Poli han ganado menos) y es el tercero que menos goles anota fuera de su feudo (doce lleva, cinco menos que el Córdoba en el mismo concepto).

Es decir, los de Mandiola pierden mucho -sobre todo en ataque- cuando salen de Ipurua (en su casa han marcado casi el doble de goles, 23, y han encajado, eso sí, sólo tres menos).

Por eso, es previsible que José González apueste por darle un toque más ofensivo a su alineación. Sin salirse de su 4-2-3-1 y ante la segura baja del mediocentro Ito por sanción, parece que será Katxorro -que completó un gran tramo final de encuentro ante el Castellón- quien ocupará su lugar. Es decir, que pasará de emplear un doble pivote de recuperación y rápida distribución por un destructor (Acciari) y el ya mencionado estilo, la técnica y la creación del mediapunta.

Para aprovechar la chispa y explosividad de Katxorro podría José devolverle el rango de titular -no lo es desde el 27 de enero, ante el Celta- a Javi Moreno. El atacante valenciano lo está pidiendo a gritos a base de goles. Dos lleva en los últimos dos choques. Y no sólo eso. Se está notando su espíritu en el campo con su sola presencia. El equipo parece más vivo, más móvil. Las conexiones ofensivas tienen un brillo especial.

La otra duda en la vanguardia es si José seguirá confiando en los mismos hombres de banda. Teniendo presente el valor que el nuevo técnico le otorga a la estrategia, no da la impresión de que vaya a prescindir de Juanlu o de Cristian Álvarez, sus dos francotiradores. Arteaga, parece, esperará en el banco su oportunidad.

Otra gran novedad será con toda probabilidad la entrada del hombre-milagro. Pierini ha recortado en casi tres semanas el plazo de recuperación de su esguince de grado II y ocupará el centro de la zaga junto con Pablo Ruiz. Capitán(o) para rato. Dos coyunturas no menores, pero más improbables, corresponden a la portería y los laterales. Dani y Rubén esperan. David Valle desespera ya en el banquillo.

Mutación. Novedad. Sorpresa. Todo cambio es una ocasión única de romper algo. El noviazgo con los empates, verbigracia.