Sevilla-Córdoba

Cincuenta sombras...(3-0)

  • El CCF encaja una nueva derrota con pésimas sensaciones que lo hunde en la zona de descenso Djukic planteó el partido a defender y jugar a la contra; ni una cosa ni otra salieron

En plena fiebre por el fenómeno de la película 50 sombras de Grey, el Córdoba quiso a su paso por Sevilla ir un poquito más allá. En lugar de acumular huellas por doquier, quiso juntarlas de golpe todas y le salió un esperpento. Quizás el partido más pobre de la temporada, al menos el más mediocre de la era Djukic. Salió a defender y jugar a la contra, manteniendo el estilo que en las últimas semanas había mermado mucho su rendimiento aunque variando la concepción del juego, y no hizo ni una cosa ni la otra. Siempre estuvo a merced de un Sevilla que llegó también al partido con dudas, pero que se creció al ver enfrente a un rival tan timorato, tan poco atrevido, tan... El primer gol, otra vez a raíz de una estrategia que el equipo se empeña en defender en zona sin saber qué hacer, rompió todos los esquemas, sobre todo mentales, de un bloque que bajó los brazos y se fue al descanso ya con todo perdido. Al final, tuvo incluso que agradecer no irse con una goleada en el zurrón, aunque las sensaciones fueron calamitosas. Van cuatro derrotas seguidas y cinco partidos sin ganar, la plantilla no es ni mucho menos la de principios de año, pero hay vicios que se repiten, así que o alguien toma cartas en el asunto, o esto se va por el desagüe antes de que llegue la primavera.

Después del fiasco ante el Almería, había ganas de ver cómo respondía el Córdoba ante uno de los grandes. Djukic, como era de esperar, buscó el equilibrio reforzando el centro del campo, pero el equipo nunca fue capaz de maniatar al Sevilla, que sin hacer nada del otro mundo, jugando al tran tran, se hizo dueño y señor del encuentro desde el inicio. No necesitó ninguna frivolidad, ninguna gota de calidad de sus hombres importantes para amilanar a los blanquiverdes, que se pertrecharon demasiado pronto cerca de su área y que, aunque de inicio minimizaron el peligro, apenas si podían respirar porque el balón les duraba un suspiro. Luego, el balcánico explicaría en sala de prensa que los nervionenses no son un rival directo y que si tal y que si cual, pero eso ya cansa cuando el resto de los de abajo suelen poner semana tras semana en un brete a los de arriba y el CCF se contenta con saltar al campo y verlas venir. Hay que competir a muerte, ante unos y ante otros, entre otras cosas porque los puntos perdidos en casa la semana pasada, como otros que se perderán, hay que recuperarlos en plazas donde esperan miuras de verdad. Y el que no esté por la labor de saltar al ruedo, ya sabe dónde está el burlaero para apartarse.

 

Con dos dibujos calcados, pero una intensidad -y una calidad- distante, el Sevilla empezó a asustar con un remate del recuperado Reyes que atajó abajo Juan Carlos, atento también poco después para atrapar una volea de Iborra con muy mala intención. El empuje del Sevilla ya había metido al CCF en su área antes de empezar. De los sustos que intimidaran a un rival herido tras dos derrotas consecutivas y una eliminación inesperada en la Copa, ni una señal. Bueno, sí, una: un disparo seco de Ghilas, de nuevo como referencia ofensiva, que no tuvo problemas en detener Sergio Rico. De ahí hubo que esperar a la media hora, cuando una contra conducida por Edimar y Heldon la culminó de nuevo el argelino con un testarazo desviado.

 

Aunque no estaba haciendo un buen partido, el CCF seguía vivo porque el Sevilla adolecía de claridad en los metros finales. Llegaba y llegaba por ambos costados y hasta por el centro, pero sus finalizaciones no cogían puerta. Hasta que cuando más de uno divisaba ya el túnel de vestuarios un córner originó el desbarajuste total cordobesista. El gol de Krychowiak mató al equipo. Cierto es que fue en un desajuste defensivo que no es la primera vez que pasa, cierto es que esa acción viene en el libro de estilo del Sevilla, pero de ahí a que los jugadores bajen los brazos como lo hicieron... Porque como ya pasó ante el Almería, apenas cinco minutos después y esta vez con una acción con menos peligro aparente aún, el cuadro local estiró su ventaja y dejó prácticamente sentenciado el encuentro. Dos goles para tirarse de los pelos, para que Djukic ponga varias veces en el vídeo durante la semana porque no se los puede permitir un equipo que quiere luchar por la permanencia en la máxima categoría.

 

Con el choque cuesta arriba, el descanso sirvió para que el técnico señalara a dos dos los tres mediocentros -Deivid y Zuculini- y volviera a dibujar su cuarteto ofensivo, esta vez con Heldon en lugar de Florin. La idea era meter una marcha más, empujados por el carácter de Ekeng en la medular. Pero la primera aparición del camerunés acabó con su partido por una expulsión que a buen seguro le creará problemas para volver a tener minutos. Con dos goles abajo y un hombre menos, lo único que le quedaba al Córdoba era rezar para no salir goleado. Y pensando en ese posible daño moral, Djukic reforzó el equipo con Abel. Ya no había nada que hacer, así que mejor no mermar otra arma que puede ser determinante.

 

El carrusel de cambios hizo que el Sevilla no bajara el ritmo, pero también demostró que arriba ha perdido mucho tino. Con todo, otro saque de esquina le permitió cerrar una plácida victoria -ya antes había avisado Carriço con otro testarazo al larguero- ante un Córdoba que debe ponerse las pilas sí o sí, y cuanto antes. Porque el papel de sombra de sí mismo que se ha otorgado para las últimas semanas no hace gracia ninguna. Para eso ya está Grey que dicen que lo borda...

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