Polideportivo ejido | córdoba · frente a frente3/1 tiros a puerta/fuera 0/02 faltas cometidas 41 amarillas 090 minutos jugados 30

Cemento y sentido en el alambre

  • Curro Vacas y Acciari protagonizaron un antitético combate en el centro del campo del Santo Domingo · El cordobés tocó con criterio en la primera mitad, pero el argentino fue mejor en el global

Más que tres puntos se jugaban ayer el Poli y el Córdoba, cuyos proyectos se encuentran en tierras movedizas. Planteaba el gaditano José González un centro del campo con la fuerza de Acciari y la creatividad de Katxorro para contrarrestar la movilidad y el sentido del cordobés Curro Vacas, escoltado por la roca Usero. Cumplió en su cometido el argentino blanquiverde que no paró de luchar y multiplicarse para cerrar los huecos que dejaba su compañero en la medular.

José Luis se convirtió en un muro de cemento, ya que estuvo impecable en el corte del balón y en la distribución rápida y cortita para ayudar a sus compañeros. Por su lado, el de Ciudad Jardín exiliado en tierras ejidenses no tardó en tomar la manija de su equipo y siempre buscaba la espalda del doble pivote cordobesista para ofrecerse a sus compañeros y mover el balón con destreza, pausa y muchísimo sentido.

El 23 celeste se hizo dueño del esférico nada más comenzar el partido y muy pronto sus centros y golpes francos desde ambas bandas hacían temblar a la zaga blanquiverde que supo aguantar las acometidas. En el minuto cinco Mario, en el nueve Pierini y en once Acciari, evitaron el remate de los rivales, tras las precisas asistencias de Vacas que no paraba de circular el balón a su antojo.

Pero cuando llegó la decepción local tras el penalti interceptado por el meta cordobesista, el ejidense se borró del campo y Acciari se convirtió en el Mariscal de la medular.

Los escasos balones que se jugaban a ras de césped pasaban siempre por las botas del argentino que se hartó de entrar en juego durante la primera mitad. Muy a su pesar quizás, ya que eran más las ocasiones en las que intervenía para cortar el avance del rival que para oxigenar el centro del campo y apoyar a sus compañeros en la creación. Entre el minuto 22 y el 26 tuvo que emplearse a fondo hasta en cuatro ocasiones consecutivas para robar el balón a los atacantes celestes que chocaban contra el hormigón blanquiverde.

Más presencia ofensiva tuvo el argentino en la segunda mitad que aprovechó las incontables ocasiones del Córdoba a balón parado, aunque en ninguna pudo intervenir con peligro. Mientras, el calvito celeste seguía perdido y se tuvo que remangar en defensa, lo que le costó la cartulina amarilla en el 73 de juego para cortar el peligroso avance de Katxorro.

Hasta el final, ambos evitaron el protagonismo y se quedaron en un segundo plano en sus reacciones tras el gol de la victoria ejidense. El cemento se derretía en el césped del Santo Domingo y el práctico centrocampista celeste celebraba los tres puntos, aunque con el sentido de la realidad del que conoce la dificultad que entraña escapar de las arenas movedizas.

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