Liga adelante

Bravissimo, Rennella (2-0)

  • Un golazo del delantero francoitaliano al inicio de la segunda mitad encarrila el triunfo de un CCF que sentenció a la contra. Dominador desde el arranque, los blanquiverdes recuperaron sensaciones.

Sei molto bravo, Enzo. Rennella es muy bueno. Le falta físico, pero en el área eso se nota poco. Ahí entra en acción el olfato, el espíritu matador, el instinto asesino que hace que un delantero sea normalito o determinante. Este francoitaliano llegó el último día del mercado en busca de una oportunidad para relanzar su carrera. Estaba frito. Pero aún a ese pobre nivel empezó a dejar detalles de calidad en los entrenamientos. Unos destellos que luego transmitió en sus primeros minutos en Copa del Rey -inició la jugada del definitivo 1-0 de Cristian ante el Elche- y acrecentó con su irrupción en Santo Domingo. El siguiente paso era entrar de titular y parecía que la visita del Girona y las dudas que salpicaban al equipo lo empujaban al once. Berges no lo vio así. Pero en su adaptación le regaló toda la segunda parte. Mucho menos necesitó él para pedir sitio. Sólo cinco minutos y un par de toques precedieron a un golazo de nueve, de cazagoles, con el que los cordobesistas enterraron su mala racha de resultados, dejaron a un lado la zozobra de los últimos días y recuperaron una sonrisa que luego casi se convierte en carcajada al hacer Cristian García el segundo. Los fantasmas viajarán esta semana a otro lugar. Y ojalá no regresen más Guadalquivir abajo.

El inicio del CCF fue esperanzador. Con ganas, con espíritu, con actitud. Nada que ver con los últimos comienzos, cuando la ausencia de todo lo anterior facilitó las cosas al enemigo. Algo empezaba a cambiar para mejor. Ya era hora. Sobre todo ya tocaba ver a qué desea jugar este equipo. Por primera vez robaba rápido, arriba, buscaba con descaro la portería rival. El ciclón entraba por los costados y acababa en el centro. Porque los hombres de banda eran de distinto perfil. Dubarbier una locomotora sin retrovisor. Todo para adelante, con la cabeza mirando para abajo. Poco resultado. Pedro más vertical, buscando diagonales, el área para hacer daño de verdad.

La apuesta estaba clara. Había que quitar el balón a un Girona al que también le gusta mandar, si bien se vio obligado a tirar de contras por el mayor dominio local. No pareció importarle mucho. Bien plantado y con una defensa experta y rápida solventó las continuas llegadas blanquiverdes. Mucha presencia y poca chicha. Faltaba el último pase, la definición. No es nada nuevo, por otra parte. Todo acababa en la frontal del área rival, donde la zaga albirroja ejercía de frontón para desbaratar el peligro. Ya fuera con los envíos desde la cal, mayormente desde el flanco izquierdo; ya fuera en la estrategia con varios córners. En esas, Benja y Felipe Sanchón conectaron para fabricar la primera aparición ofensiva visitante. La segunda vez que el punta se dejó ver fue para sacar tajada de un error de Tena que pudo costarle caro al CCF. Lo evitó la poca cabeza de David García, que equilibró las fuerzas acto seguido. Entradas a destiempo que siempre son un peligro cuando por medio está un tal Pino Zamorano que, todo hay que decirlo, por una vez no se erigió en protagonista esencial.

Ese papel quedó reservado a Enzo Rennella, determinante al inicio de la segunda mitad. Con los dos equipos con diez, Berges no se volvió loco y el francoitaliano ocupó el puesto de Patiño, lo que hizo que se oyera algún que otro silbido en la grada. El lastre del mal arranque era demasiado pesado. Había que quitárselo de encima cuanto antes. Quizás por eso, el 1-0 fue el motivo perfecto para que el técnico ordenara nadar y guardar la ropa. Fernández al campo y Cristian a la izquierda para volver a dibujar una defensa de cuatro. Un paso ligeramente atrás para hacer ver al enemigo que tenía la opción de dominar y aprovechar ese cambio de papeles para matar a la contra.

Con Alberto García ejerciendo de salvador en las escasas aproximaciones gerundenses -un tiro de Felipe Sanchón que buscaba la escuadra y un par de tiros de Jandro- el Córdoba fue ganando confianza. Tanto atrás como adelante. Era lo más importante. Pero aún había que cerrar el partido para evitar un susto en los compases finales. Eso llegó con un cuarto de hora todavía por jugar en una contra letal a la que puso rúbrica Cristian García con un zapatazo seco. Fue el mejor fin de fiesta. No sólo para un jugador que vuelve a sentirse protagonista tras vivir el calvario de una lesión de ligamentos. También para un vestuario que con la tranquilidad que dan los puntos puede volver a verlo todo mucho más claro. Y, cómo no, para una afición que estaba ansiosa de recibir un regalo así. No era normal que este CCF sólo llevara un triunfo en cinco jornadas. No era normal que fuera incapaz de mandar, de robar, de llegar de forma constante al área rival. Ayer empezó a recuperar sensaciones. Sólo es el inicio de un largo camino que prácticamente acaba de comenzar. El futuro depara algo todavía mejor. Seguro.

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