VILLANUEVA | POZOBLANCO · la crónica

Baby conquista el Valle

  • Típico El Villanueva refuerza el liderato tras un clásico pedrocheño que tuvo goles, polémica y mucho juego subterráneo Doblete El equipo jarote sentenció a la contra pese a estar en inferioridad numérica

Se llama Gabriel Santiago Fernández, sólo tiene 21 años y ayer reclamó un espacio en la historia de los derbis entre el Villanueva y el Pozoblanco. Baby puso el sello diferente en un clásico como tantos otros, con más intimidación que fútbol. Sus dos goles rubricaron el triunfo de un equipo que lidera el grupo X de Tercera con autoridad tras romper la racha de su rival comarcal (diez jornadas sin perder). Después de un primer tiempo tedioso, el conjunto jarote abrió la cuenta a los tres minutos de la reanudación y se dedicó a proteger su exigua renta, sobre todo al quedarse con uno menos pasada la hora de juego, para terminar cerrando el debate con un contragolpe de libro.

El Villanueva estaba en cuadro, y encima Obregón se cayó del once a última hora por molestias estomacales. Se libró de la espiral de violencia. El Pozoblanco pegó mucho desde el principio y se cargó de tarjetas, aunque los anfitriones no se quedaron atrás. El gran damnificado fue César Otero, magullado a más no poder. Quizá por eso dijo algo que no debía al árbitro cuando iba a ser relevado por Picón, ya con 1-0 en el marcador. Roja. El esperpento se produjo sólo dos minutos después, en el 65': López Amaya expulsó a Chicote en la misma coyuntura, con Picón esperando para salir. Sin embargo, el colegiado se arrepintió y, tras consultar con sus asistentes, dio a entender que se había equivocado en el recuento de las amarillas. En cualquier caso, la confusión se llevó por delante a Rafa Carrasco, rojo como un tomate por el frío y el cabreo.

La primera parte fue un mero intercambio de golpes en el sentido literal de la expresión. El Villanueva salió más enchufado -volvió a animarse en la recta final- y Chicote avisó. El Pozoblanco fue ganando metros y Óscar Benito se lució en un golpe franco de Alberto. Pero Pablo Niño, a disgusto sobre la hierba artificial, apenas aparecía.

Quien sí lo hizo, y a lo grande, fue Baby. Ya había gozado de un par de ocasiones antes del descanso, y en el minuto 48 cazó un centro de Armindo para inaugurar el luminoso. La consigna era aguantar; ya llegaría una contra mortífera.

El Pozoblanco asumió el control. Miguel Ortiz se afanaba en molestar a Pablo Niño, aunque el gaditano, Raúl Balsera e Isidro creaban peligro. Sendos tiros de Niño y Balsera, un libre directo de Pedro Curtido -reclamó penalti por mano- y un testarazo de Nieto conjurado por una estirada de Óscar Benito asustaron a un Villanueva parapetado atrás, especialmente a raíz de verse en inferioridad numérica. Marcos estuvo inconmensurable.

Quero estaba solo arriba y Neva retiró a un central, Nieto, para sacar a otro punta, Silva. Acaíñas intercambió su plaza con Alberto para tirar del carro desde el eje, pero el experimento salió rana. Tras un obús de Ávalo que acarició la escuadra, Baby y Quero se asociaron en un contraataque letal. Incluso el Pozoblanco se llevó dos dosis más de hiel por un golpe franco de Alberto que se estrelló en el poste y la expulsión de Marín, quien trabó a Picón cuando éste encaraba a Díaz.

Quizá el 2-0 resultó excesivo, porque no hubo esa diferencia entre ambos equipos. Simplemente, Baby vestía de rojo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios